Rapsodia bohemia

Rapsodia bohemia

Los actores escogidos para encarnar a los cuatro miembros de la banda nos hacen hasta confundir si estamos viendo un documental o una biopic. Nos hace acordar a "Un muchacho como yo"


7 Butacas



Pero Rapsodia bohemia, la película sobre la vida de Freddy Mercury, logra impacto emocional, a pesar de los baches, los errores y los saltos en el tiempo.

Está contada a la manera de las viejas historias de bandas musicales de los 70 (algunas comunes en nuestro medio) mezclando canciones, algo de historia, y mucho de recreación de época.

Siempre decimos que lo difícil es elegir qué porción de la vida contar, qué años, qué circunstancias, y en este caso el objetivo es amplio, ya que elige desde el inicio en la banda (como reemplazo de un cantante) hasta el concierto de Live Aid en 1985.

Lo más impresionante es la elección de los actores, todos están a la altura de sus recreaciones, de manera de hacernos confundir más de una vez con los verdaderos.

Una mención especial es el trabajo de Rami Malek, este actor que teníamos de papeles menores, que con esta interpretación logra algo memorable y seguro duradero.

Freddy fue un personaje complejo, un talento fuera de serie, al que recordaremos siempre por la potencia, por lo controvertido a veces y por ser uno de los casos más emblemáticos de muertes absurdas cobradas por la enfermedad que nos sacudió en los 80, el SIDA y su crueldad.

Quizá la estructura sea un poco ingenua, quizá haya errores gruesos (que vamos viendo cómo se cuentan por los protagonistas en los medios) quizá el director se haya tomado demasiadas licencias narrativas (que notamos porque recordamos casi todo, y porque creemos saber todo sobre su vida) pero la verdad es que el resultado es entretenido y nos hace emocionar de a ratos y cantar en otros pasajes.

Pero no es una biopic hecha por Clint Eastwood, no es ni épica ni compleja, es bien simple y llana, como si fuera "Un muchacho como yo" de Palíto Ortega.

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