Rifkin's festival
Rifkin's festival
Una especie de ocaso para un director que venero y que le ha dado al cine una cantidad inusual de buenos momentos.
5 Butacas
Sin poder estrenar en Estados Unidos, acotado a filmar en Europa (en este caso otra vez España) historias que muestren esos lugares a la vez que desarrolla su historia, Allen no logra ni siquiera momentos de buena historia en esta extraña película.
Una pareja compuesta por una atractiva (madura) agente de prensa y su esposo escritor y profesor de cine, llegan al Festival de San Sebastián para pasar esas jornadas frenéticas y activas que ofrecen los festivales internacionales de cine.
Se habla de cine, se habla de proyectos, se muestra erudición y se habla de plata.
Todo esto aburre a Mort, que intentará disfrutar de esa escapada acompañando a su esposa, aunque algo lo hace cambiar y ponerse en guardia, sospecha que ella está teniendo un romance con un afamado, pagado de si mismo y fanfarrón director de cine francés, de moda.
Esa sospecha crece, se transforma en dolores varios (Allen y sus obsesiones por los males psíquicos y físicos) y en busca de alivio Mort terminará frecuentando a una hermosa doctora española especialista en corazón.
Ya vimos y leímos a estos personajes y estos problemas de amor en varias historias de Allen, los anticipamos, los disfrutamos de alguna manera, pero en esta no están a la altura.
Los textos no son tan agudos, no hay casi chistes o gags que nos hagan reír, a la vez que tampoco nos ofrece reflexiones o giros en la historia que la hagan atractiva desde algún plano.
Es morosa y poco efectiva.
Woody se permite hablar del cine que le gusta y el que no le gusta, lo pone en boca de Mort, desde ese punto de vista es una especie de legado, pero no puede avanzar más allá.
Recurre a cuestiones oníricas en blanco y negro que no encuentran cauce, no agregan nada a la historia (son recursos que hemos visto muchas veces en su cine, pero ahora lucen antiguos de repente) y desconciertan un poco.
Parecería ser una especie de legado, espero que no una despedida, de un director genial, un artista perezoso y obsesivo, que acorralado en su propio País, está como en una especie de fade out creativo.
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