The card counter

The card counter

Oscura, compleja, de esas películas en la que sospechás que algo muy mal está por pasar en cualquier momento. Un buen trabajo de Oscar Isaac y una dirección impecable de Paul Schrader.


6 Butacas



Es una de esas películas quietas, en las que hay un narrador en off, y mucha escena del protagonista sentado, en la mesa del hotel en el que vive (varios, de carretera) en el que obsesivamente se dedica a cubrir todos los muebles con sus propias telas, para dejar todo monocromático e igual de mullido, o en el paño de la mesa de póker.

El personaje que compone Isaac es complejo, es un soldado, entrenado para torturar, a las órdenes de un marginal militar compuesto por Williem Dafoe, pero ese no es su principal rasgo de carácter, cumplió condena por esos crímenes, no su jefe, y se dedicó a aprender el mundo de las cartas, aprendió a contar, lo que le permite ganar a casi todo lo que juega.

Un René Lavand, que sortea la adversidad con disciplina, un obsesivo que sabe que con ese regalo del cielo, llegará una especie de redención.

Como el personaje central de Novela de ajedrez, de Stefan Zweig, que encerrado por los Nazis un día encuentra un cuaderno con jugadas de ajedrez y aprende solo a jugar en su cabeza.

Su filosofía es, en la ruleta la jugada más inteligente es el rojo y el negro, 50% de posibilidades, si ganás te vas, si perdés, te vas.

En su derrotero por casinos de media jugada, aquellos que no llaman mucho la atención, se topará con dos personas que lo van a acompañar el resto del camino, un joven que se revelará como hijo de uno de sus compañeros en su triste y sádica aventura militar, que como su padre se suicidó quiere vengarse del mismo jefe que él tuvo en esas prisiones en las que sometían a sus víctimas a lo peor, y un personaje encantador, una juntadora de fondos para que jugadores como él puedan respaldar sus apuestas a cambio de lavar dinero, un personaje entrañable en algún punto compuesto por la expansiva Tiffany Haddish (a quién vimos hace poco con Billy Crystal en su última película) de quién se enamorará.

Pasa poco, es decir, hay poca acción, si hay mucho de entender qué pasa por la cabeza de ese jugador especial, de muy pocas palabras, con un pasado muy complejo y no pocos trastornos.

Todo el pasado que vuelve cuando no debería, cuando parece que el juego es favorable, cuando las cosas empiezan a salir, la aparición de este personaje, el hijo de un antiguo camarada, lo va a hacer enfrentar con las cosas que estaba dispuesto a olvidar.

Una película íntima, de ribetes muy suaves pero intensos y de desarrollo inesperado.


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