Tu casa o la mía

Tu casa o la mía

Da lo mismo, no hay tal cosa en la película, quiero decir, las casas no tienen casi nada que ver con la trama de esta comedia romántica que en los papeles tiene todo lo que se necesita para ser lo que es, un éxito masivo que olvidaremos en horas.


4 Butacas



Sospecho que ellos lo saben, quiero decir, los actores, los productores, el director, que están haciendo algo que se parece a un chicle, no por la duración (que es adecuada) sino porque una vez masticado se descarta.

Es una película "agradable", que es un horrible adjetivo, pero que le va bien. Porque puede verse mientras se hace otra cosa, se la ve con una sonrisa insinuada en el rostro, porque sabemos que van a pasar cosas que son suaves, nunca llegan a ser ni dramáticas, ni hilarantes, ni nada de eso que nos moviliza.

Puede decirse que se puede ver hasta sin sonido, que podemos imaginar los diálogos.

Los protagonistas son  Reese Witherspoon (que viene con su ascendente carrera de productora muy exitosa y se parece mucho al estereotipo de la rubia norteamericana acomodada clásica) y Ashton Kutcher (que se nota que está mayor y vuelve a estos personajes de eternos jóvenes), y está bien, tienen magia y tienen carisma para sostener unos diálogos poco geniales.

Se conocieron en 2003, tuvieron una noche apasionada y dejaron de verse en esa sintonía, para pasar a ser mejores amigos durante toda su vida.

Los dos tuvieron parejas, ella incluso un hijo, y si bien sus parejas saben de la existencia en las vidas del otro, parece que esa relación no se quebrará nunca.

Ella tiene que ir a NYC adonde vive él, para hacer un curso, y el se ofrece a cruzar el País para ir a California a cuidar a su hijo esa semana.

Bueno, vivirán entonces un rato en la casa del otro, en el mundo del otro, hasta el desenlace que todos están sospechando y que llega al final con canción incluida.

Clásica, muy clásica comedia romántica con todos los estereotipos y canones de un genero que sobrevive, quizá porque todos queremos en algún momento cruzarnos con esas historias de amor a toda prueba.

Es todo muy obvio, es todo muy bello, es todo muy clase alta norteamericana y muy pero muy Netflix

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