Anora

Con mucha manija después de su participación en festivales, esta comedia levemente oscura, que por momentos parece una de enredos al estilo Guy Ritchie, en la que los personajes marginales pasan de ser peligrosos a tiernos, Anora no logra hacer pie en un relato que intenta decir demasiadas cosas.




4 Butacas




Una joven bailarina erótica de un club stripper en Nueva York, hace su trabajo con profesionalismo y la frialdad que las caracteriza, pero en sus bailes, sus contoneos, sus conversaciones con sus clientes, notamos que hay una cercanía, un trato, que va un poco más allá de lo que se paga estrictamente. 

Vivir de esos oficios puede ser muy duro, y en los márgenes de una ciudad grande y despiadada como Nueva York, más aun.

Ese mundo en el que vive, como puede, sin lujos y sin ninguna pretensión divisable de querer dejarlo, es cómodo para la protagonista, que se desenvuelve sabiendo qué hacer y que no y sobre todo, haciendo respetar sus espacios y derechos de trabajadora especial.

No espera nada de nada, hace lo que tiene que hacer y listo.

Hasta una noche en la que, nada más que porque sabe balbucear algo de ruso por una abuela, le piden que haga su baile en las rodillas de un joven.

Va, lo hace muy bien, el pibe se vuelve loco, y la contrata para seguir y seguir a su lado.

Ese joven es lo más parecido a un príncipe azul de un cuento de hadas, es el hijo de un jerarca ruso, de muchos millones, que pasa sus días en una mansión en Brooklyn despilfarrando mucho dinero en fiestas y excentricidades.

En esa locura, le pide a Ani (así le dicen) que lo acompañe más tiempo, pagando por sus servicios.

Servicios que, fuera del ámbito del club, pasan al plano sexual y al plano de horas y horas compartidas.

Hasta que un viaje, en medio de la locura de las fiestas de corrido, los lleva en jet privado a una enorme suite en Las Vegas y de ahí a la propuesta de casamiento hay solo unos minutos.

La película entonces se pone más bizarra, los encargados del cuidado del joven en USA, unos armenios muy personajes todos, no saben cómo decirle a su padre, pero sobre todo a su madre, que este estúpido hijo se casó, y que eso trae aparejados un sinnúmero de problemas legales.

Así que todo este tramo de la película es muy entretenido, con momentos de hilaridad y situaciones muy bien contadas.

Vendrán los padres, y todo volverá al camino del que nunca se debieron apartar.

El príncipe azul no lo será tanto, no habrá hidalguía en ese príncipe esmirriado, y todo lo que podría haber sido se desvanece.

La película va de momentos de melancolía y tristeza a momentos de gran comedia en una misma secuencia, no hay moralina, hay algún intento de reflexión sobre aquellas cosas que no pueden modificarse, lo que es de una manera y no puede ser de otras, pero no logra conectar de manera virtuosa.

Tampoco la protagonista, que viene con mucha manija y nominaciones, parece tan destacada.

Parecería ser un producto de esos que funcionan muy bien en festivales y después el público informado tiene que ver y opinar en esa línea.








Comentarios

Entradas populares