Pájaros
Una road movie ácida y melancólica a la medida de dos actores a los que podemos amar y odiar casi por partes iguales.
7 Butacas
Son Luis Zahera y Javier Gutiérrez, a los que hemos visto tantas veces y a los que nos gusta volver a ver, sobre todo cuando salen de sus lugares comunes y se desafían un poco más actoralmente.
Sobre todo con Zahera, a quién venimos viendo acompañar a José Coronado en dos muy exitosas series, componiendo personajes algo similares (y muy habladores, el tono se nos incrusta en el oído).
Javier Gutiérrez (a quién generalmente vemos hacer de garca) compone a Colombo, un tipo enquilombado, al que adivinamos con mil problemas de todo tipo, que trabaja en un estacionamiento 24h y complementa su sueldo breve vendiendo algo de marihuana al menudeo.
Zahera es Mario, que se aparece inesperadamente en el garaje casi chocándolo todo sin poder dominar la camioneta en la que viaja. Es un aficionado a las aves, y parece tener varios problemas, entre otros para comunicarse.
Esa maniobra inicial de alguna manera conmueve a Colombo, que acude en su ayuda y termina armando una especie de vínculo que deriva en que Mario lo contrate como chófer para ir a la Costa Brava.
La excusa es ir a ver grullas, seguirlas en su vuelo, que Mario tiene muy estudiado.
Pero al llegar a su destino le cuenta que las aves han variado su rumbo migratorio hacia el delta del Danubio, en Rumania.
Colombo no tiene nada que perder, su vida es un literal desastre y no se esfuerza en ocultarlo, todo en el está a la vista. Por eso, y por unos euros que son mucho más de lo que gana, se embarca en la aventura del manejo, que supone corto y algo divertido.
Esos mangos extras le servirán para pagar lo que debe a su ex mujer por la alimentación de su hijo, se acaba de olvidar que era su cumpleaños y ni lo llamó.
Pero claro, ese viaje se hace más largo, y a medida que van por esas carreteras siguiendo supuestamente el vuelo de las grullas, se irán develando las verdaderas razones de un viaje extraño y melancólico.
Si, se reirán, se insultarán, Colombo se enamorará de una italiana en el camino, Mario se irá soltando (sobre todo por las drogas que Colombo le comparte) y en esos desencuentros por lugares cada vez más remotos (cruzan Europa hacia Rumania) se irán contando sus costados más tristes y oscuros.
Una película intensa en emociones, muy de ruta, estática por momentos pero bien sostenida en actuaciones sólidas, que irá desatando una historia de amor, de reparo y de salvación.
Los dos se escapan de algo, los dos buscan algo en ese viaje, y cuando lo tienen a mano, lo sueltan.
Melancólica y sutil. Para ver a dos buenos actores fuera de su zona de confort.
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