Recital de Divididos Luna Park 3 de Junio de 2010


Iba desprotegido. Sabía que la polenta que son capaces de generar desde esos tres instrumentos, que toda la adrenalina que pueden juntar es mucha, pero no esperaba tanto.

Escucheló, escúchelo, escúchelo, la aplanadora del rocanrol es Divididos la puta que los parió!

Así recibe el Luna a pleno. Más que Charly? Casi, otra fauna.

Ruidosa. Poguera. Devota. Capaz de bancar el Jueves a la noche con la certeza de que no importa lo que pase, el Viernes no va a ser normal.

Mollo, eterno pibe. Arrugas y papada pero no importa, la remera negra lo contiene todo, termina de poner las cosas en su lugar.

Arnedo, es el mismo Arnedo y se parece a Arnedo.

Dedos que vuelan sobre cuerdas gordas.

Cuando estaba promediando la Universidad, y tenía ganas y tiempo y cabeza para salir todos los días que se me cruzara un buen programa, ya trabajaba, y lo que ganaba (privilegio) me alcanzaba para ver recitales.

Ya habían pasado los primeros años de la democracia, y todavía resonaba la trova rosarina y los clásicos de siempre.

Yo tomé partido, Soda no, Sumo.

Mi amigo Horacio, el uruguayo, Horacio Artigas Zuluaga Farrugia, tal su nombre completo, me llevó a Sumo.

Iba todas las noches del fin de semana Horacio. Hurlingam, Morón, Lomas, Palermo. Iba a las cuatro.

Lo vi una docena de veces. Escuché con devoción cada compas. Me reí con cada ocurrencia de Luca, estuve tan cerca de su lugar en el escenario, que un día transpiré a su lado.

Nunca más, salvo contadísimas raras ocasiones, volví a sentir que mis pantalones vibraban solos, sin tocarlos, nada más que por efecto y a causa de las vibraciones de la música.

Hasta anoche.

No puedo repetir la discografía, no puedo siquiera tararear un solo tema de su disco nuevo, pero cómo suena. Qué guitarra!

Y además de lo que esperaba escuchar, que lo tocó todo, esas yapas de canciones norteñas con todos los músicos a los que invitaron, después de presentarse en Tilcara.

Erques, charangos, bombos, criollas, un encanto y la maravillosa voz de Mollo.

Hay que verlos. Es cierto que hace 8 años que no componían, pero qué importa. Cuando vuelven lo hacen de una manera soprendente.

Valió la pena no descansar. Valió la pena el sueño acumulado. Valió la pena tragarme todo el humo de marihuana que me rodeó toda la noche sin descanso (hace falta para ver un recital?)

Tenía una deuda pendiente, la saldé, estoy a mano con mi recuerdo de Luca y mi sensación de aquella época en la que la pasé tan bien.

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