Los Marziano


Los Marziano


Ana Katz es una joven promesa del cine nacional. Por su edad, por su formación, se aleja un tanto de aquellas otras jóvenes promesas de hace unos años, cuyos relatos giraban, casi de manera obligatoria, por los barrios de la revisión histórica del pasado de los setenta.

Katz no abreva en esos guiones (nació en el 75) y puede dedicarse con otra frescura a otras historias.

Los Marziano está planteada en tono de comedia, la banda de sonido, los espacios, la composición de los personajes y el absurdo de sus focos y obsesiones nos sitúan en esa cuerda, aunque con el correr de la película nos quedamos un poco a mitad de camino de casi todo lo que el relato se propone.

Nunca nos vamos a reír fuerte, nunca nos vamos a emocionar con intensidad, y los conflictos serán demasiado suaves para que nos pasen cosas.

Quiero decir, están bien, son demasiado parecidos a la vida entre hermanos, cuñados, sobrinos y tíos, pero no hay más que eso, y para eso, está la vida.

Lo mejor de la película son sus actuaciones, hay un cuarteto sobre el que descansa todo el peso de la trama, los hermanos Guillermo Francella, Rita Cortese y Arturo Puig y la mujer de Puig, que hace Mercedes Morán.

Sobrios, insinuantes, medidos, están los cuatro a la altura de la creación de sus caricaturas, pero si un sustento de guión que los haga dar lo que pueden.

La anécdota es muy simple, los tres hermanos toman caminos diferentes, uno es profesional, vive muy bien, los otros dos andan de alquileres y divorcios y poco foco en los trabajos, y en eso uno de ellos, Francella, comienza a experimentar una extraña enfermedad que le impide leer, tiene que tratarse en Buenos Aires, y se da la esperada reunión entre los hermanos varones. Que no se frecuentan, que se deben mucho dinero y que tienen historias sin saldar.

Tengo que confesar que me gusta y me desconcierta esto de ver a Francella en estos roles sin guiños, sin sus miradas y sus suspiros, me gusta porque veo un actor detrás de las morisquetas, pero en algún punto quiero ver alguna de sus cosas características, las extraño. Celebro que tome estos desafíos, pero creo que los directores tienen la obligación de encontrarle un espacio para eso que lo hizo querible, en eso aplaudo una vez más a Campanella, que lo hizo brillar en El secreto de sus ojos sacándole notas dramáticas a su personaje, pero a la vez nos regaló minutos de sus puteadas y sus caricaturas más entrañables.

Los Marziano transita por esos caminos que no terminan de definirse para un lado o para el otro. Están bien contados los conflictos, con sugerencias, está muy bien actuada, pero le falta guión, le falta explosión, le falta alma.

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