Tinker tailor soldier spy (El Topo)


Tinker tailor soldier spy (El topo)

Una de espías, el regreso a los buenos papeles de Gary Oldman, Puñado de buenos actores ingleses en una escena, otra de John Le Carré, cómo la presentamos?

Es todo eso y algo más.

Es una muy buena narración. Morosa, llena de miradas y silencios, bien fotografiada y con unas actuaciones correctas y que pagan cada segundo.

Pero hay que estar demasiado atento, demasiado focalizado en los detalles en los flashbacks, en las constantes pistas que va dejando el devenir de la historia, para no llegar al final sintiendo que mejor hubiera estado entrar a ver la de tiros.

Del director (sueco) no teníamos referencias anteriores, pero es evidente que está bien elegido y es sólido para hacer algo tan difícil como es llevar a la pantalla los intrincados textos de Le Carré.

Gary Oldman, John Hurt, Ciarán Hinds, Colin Firth, Benedict Cumberbacht (el de Sherlock BBC, si) y Toby Jones (el increíble Capote de la que no brilló a causa de Philip Seymour Hofman) son los buenos interpretes de este relato que se construye bien con ingleses, por sus miradas, manejo de los silencios y la flema, y por su pasión controlada.

La historia es la historia de un topo, un agente ruso metido en lo más alto de una organización secreta británica, todo tan creíble y tan guerra fría que da gusto.

Es que está bueno volver a ver que los malos no son los árabes ni los de barba larga y piel aceituna. Los malos acá (muy malos, hay que decirlo) son los clásicos rojos, con sus borracheras y su falta de alma para deshollar a los traidores.

La película maneja un sublenguaje de lo no dicho, los sobreentendidos, que es magistral, y tiene en la iluminación (o la falta de ella) un aliado de climas y sensaciones.

Los actores están todos muy a la altura, sobresale claro Oldman, componiendo a un avejentado número dos del grupo, echado y vuelto a tomar al servicio de manera oculta, para desenmascarar a la rata adentro de la organización, allí en lo más alto.

Lo bueno que tiene el relato, además, es que todo el tiempo sospecharemos por turno que cada uno de los posibles candidatos puede ser el doble, y eso le hace muy bien a la trama, nos mantiene atento.

También habrá las muy británicas historias de amor entre señores y viejos despechos y añoranzas por la época en que la guerra no era fría.

Es una buena película pero atención, como dije, es muy importante estar muy atentos, demasiado atentos. Lo que suele suceder con las historias de espías, pero un poco más.

Por lo demás, la ambientación en unos años sesenta imprecisos, los buenos retratos de los funcionarios y las historias cruzadas, son ingredientes no centrales pero absolutamente necesarios y no ociosos.

Vale la pena verla.

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