El Rati Horror Show


El Rati Horror Show


Enrique Piñeyro hace lo que se le canta. Está claro. Yo no termino de engancharme con su registro, con su intención, con las cosas que cuenta. No me conmueve su actuación pausada, su dicción compleja, su mirad de las cosas, su postura de denunciante melancólico y millonario.

Dicho está.

Ahora bien, aunque todo esto no me pase, reconozco una búsqueda por poner allí, a la vista, cosas que no le gustan, que considera inútiles, corruptas, malversadas, cambiables, mejorables. Y como puede, lo cuenta.

Es quizá lo más fuerte debajo de esta película. Planteada como un aporte a un viejo caso de gatillo fácil, de plantación de pruebas, de ceguera de la justicia, de corrupción y complicidades, de sistemas que funcional pésimo pero que se las arreglan para seguir funcionando y jodiéndonos la vida, es una película que desnunda.

Desnuda procesos, nombres, redes de salvataje.

Están bien las idas y vueltas, las entrevistas, las reproducciones, las maquetas, las comprobaciones. No agrega nada el excesivo protagonismo del director.

Para qué tanto? Narrador en off, la cara que más se ve en la cámara, pone el cuerpo en cada toma, no es necesario verlo tanto.

SI todos sabemos que es tu idea, tu relato, tus ganas de contarlo. Por qué además tenemos que verte todo el tiempo en pantalla!

Más allá de eso, la historia es escalofriante, como quedó demostrado hace solo un par de semanas, cuando la justicia excarceló al acusado falsamente de lo que no fue.

Es un dedo en la llaga, un poco de sal en la herida, no viene mal esto del Moore argentino, pero si lo hiciera sin ese afán de protagonismo, quizá se convertiría en algo más serio.

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