Tesis sobre un homicidio


Tesis sobre un homicidio

Hernán Goldfrid, el director, tenía un muy buen antecedente antes de esta película, su anterior producción, Música en espera, fue una comedia excelentemente contada.
Es una de esas películas que antes de empezar a verlas sabemos que van a requerir de nuestro mejor sabueso interior, porque apenas arranca ya hay planos cercanos, respiraciones que se escuchan en primer plano y un desorden en la escena que nos anuncian un devenir complejo.
Es un muy buen ejercicio esta película, pero me resultó desde el comienzo como vibrando en una clave de pretensión de inteligencia, como apelando al espectador que tiene ganas que lo desafíen, pero descuidando, en mi opinión, algunos valores centrales de un relato complejo, la historia tiene que contarse sin la necesidad de tener que hacer que alguno de los personajes la ponga en palabras, haga visible o obvio, lo narre, y en Tesis hay por lo menos dos o tres instancias en donde esta narración cómplice se lleva a cabo.
Por lo demás es prolija, tiene buenos climas, la historia es simple pero efectiva y tiene una actuación sólida y excluyente, la de Darín, mientras que el resto solo acompaña tímido.
Un abogado no tan viejo pero muy experimentado, un conocedor de los meandros judiciales, un teórico de la justicia dicta un seminario de 8 semanas, al parecer muy exigente, de posgrado para poca gente, uno de esos placeres que la academia ofrece. Uno de sus alumnos, hijo de un viejo colega, volverá de España en donde vive solo para cursar con él, para volverlo a ver, para volverlo loco.
Un desafío intelectual, un juego de pistas, del gato y el ratón que se va contando a partir de un crimen que se produce en el estacionamiento de la facultad en donde se produce la clase de Darín.
A partir de ese asesinato, la sospecha, la duda, los recuerdos y una mente brillante que se enfrenta a otra igual de poderosa pero más joven, y un juego en donde los detalles serán importantes y determinantes.
Ahora, contado así me froto las manos para disfrutar de un duelo actoral, primero, y mucha acción sutil en la puesta, en la manera de contar, en los climas.
Esto no pasa en Tesis, el duelo es de uno, el actor que encarna al joven admirador no está a la altura.
La chica, hermana de la que asesinaron y pieza clave entre los dos varones que esgrimen, es una débil y artificiosa Calu Rivero, a quién no había visto actuar nunca ni en la televisión, ni en el cine, pero para la que creo, el papel le cae varios números más grandes que su talle. Es artificial hasta para saludar. Lo único que le sale sin esfuerzo son una espesas lágrimas de sus ojos.
No hay mucho más para contar.
De todas maneras es efectiva, tiene un final abierto (tampoco se imaginen el final de Atracción Fatal, o alguno de esos que nos quedamos discutiendo largamente después de la cena, como Carrie) pero débil para mi gusto, y mucho queda a mitad de camino.
No tenemos una pantalla que frecuente mucho este género, no es fácil de hacer, pero creo que hay que seguir intentándolo.

Comentarios

  1. Coincido con el análisis. La película se queda corta en casi todo y no la puede arreglar la actuación de Darín, buena pero repetida.

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