The Incredible Burt Wonderstone


The Incredible Burt Wonderstone



Es una historia de magos.
Como las tres o cuatro que nos hicieron emocionar hace unos años (El Ilusionista por ejemplo) pero en clave de comedia.
Y está protagonizada por enormes talentos de la comedia.
Steve Carrell, Jim Carrey, Steve Buscenmi, Alan Arkin…
Todos componen máscaras relacionadas con el mundo de la magia y están muy bien.
Carrell es Wonderstone, un chico despreciado en el colegio que encuentra en una caja con trucos de magia, su manera de escapar para siempre de ese lugar de perdedor golpeado en el que sus compañeros lo han puesto desde siempre.
Y escapa con la ayuda de un amiguito, que se convertirá en su socio para conformar la pareja central de atracciones de un importante casino y hotel de Las Vegas (regenteado por el recién fallecido James Gandolfini) durante más de 10 años.
Su acto es clásico, y repetitivo, usan trucos con aparatos, un guión que se repite sin parar todas las noches durante esos años y la falta de pasión y mecánica y mucho dinero y poder que tiene un personaje que se sabe todopoderoso (Carrell) y el amigo que siempre fue su partenaire (Buscemi).
Divo, superstar, insportable, Carrell no está dispuesto a bajarse de un pedestal de estrellato y de fama hasta que sobreviene una tragedia.
Un día, por casualidad, se cruza en la calle con un mago callejero, un nadie, pero que hace cosas desafiando todos los límites.
Una parodia increíble (lo mejor de la película) de Chris Angel.
Un descerebrado que puede aguantarse la orina por días enteros con tal de satisfacer a su público. Todo muy televisivo y muy exagerado.
Este es quizá el mejor encuentro de la película, y está muy bien explotado.
La lucha entre los dos magos es de alto voltaje cómico, aunque siempre tendremos la sensación de que a la película le falta algo, ángel quizá.
Está todo demasiado prolijo, los personajes son lo que esperamos y sus composición, divertidas, no dejan de ser parodias bien armadas de una realidad que podemos ver en programas sobre magos.
Pero quizá sea la historia, la anécdota, lo que no termina de sorprendernos.
Aunque el giro final de la historia sí está a la altura de la promesa, con semejantes actores, algo en el medio del relato hace que perdamos la atención y no sepamos para dónde vamos.
Carrell desafiado por Carrey, no puede aggiornarse, no puede salir de ese personaje soberbio y estúpido en el que se convirtió merced a la fama y a los billetes, y en un acto de irracionalidad rompe todo, la sociedad y la amistad y su show de tantos años.
Repentinamente si un centavo, deberá bajarse de todos sus pedestales, prestar atención a lo que lo rodea, y literalmente empezar de cero.
Tan de cero, que uno de los pocos trabajos estables que consigue (después de trabajar en un supermercado con trucos de magia para probar las bondades de un detergente para la ropa) es en un geriátrico, donde descansa de sus días de gloria el mago que estaba estampado en la caja de trucos que le reglaron para cambiar su vida.
Un guiño del destino que una vez más lo ayudará a salir de lo más bajo.
La película, quizá por los actores, por lo que sabemos que pueden dar, es un buen entretenimiento pero no más que eso.
Su director, Don Scardino, es un clásico director de series de TV, y eso se nota en la factura, pero también en la falta de profundidad.

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