Non Stop
Non Stop
Liam Neeson es definitivamente un actor que fue buscando un
camino extraño, o fue encontrando mejor dicho.
A sus viejos papeles heroicos, complejos, se le fueron dando
en los últimos años algunos de tipos vencidos, perdedores, melancólicos,
puestos en situaciones en las que hay que redimirse y demostrar heroísmo.
Y no lo hace mal.
El punto es lo creíble que son los argumentos, ya que lo que
descansa en su capacidad actoral, para mi gusto, funciona bien.
En este caso el argumento no está mal, pero es fallida su
puesta y resolución.
Encarna a un alguacil de aviones, de esos agentes
encubiertos que se suben a los vuelos al azar, después del 11 de Septiembre, y
que tienen que trabajar en el aire previniendo secuestros y delitos en el aire.
Nada raro hasta acá, salvo que, por ejemplo, nos enteraremos
que odia volar, que perdió una hija, que es alcohólico y que en el trabajo lo
tienen entre ceja y ceja.
Tanto para ponerlo en tensión?
Es el recurso que encontraron.
Entonces la historia que viene de despegue se transformará
en una pesadilla.
Hay que ser muy bueno y tener un guión a prueba de fisuras
(claro y actuaciones a la altura) para poder desarrollar una historia en un
ambiente confinado.
Y eso, con algunas honrosas excepciones como la del maestro
Alfred H con The Rope, no es nada fácil de lograr.
Acá la tensión tiene que desarrollarse en un vuelo que dura
6 horas y adentro del fuselaje.
Pero no logra ni tensión narrativa ni sorpresa, salvo por
momentos.
Y una película así tiene que tenerte todo el tiempo en el
borde de la butaca
No es este el caso.
Es un buen entretenimiento, pero de a ratos.
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