And so it goes

And so it goes



Se puede decir que hay en esta película una especie de Santísima Trinidad de Hollywood, Diane Keaton, Michael Douglas y Rob Reiner el director.
Los tres por las suyas son protagonistas de carreras brillantes y tienen tanta taquilla vendida como los nuevos tanques.
Oren Little es el personaje de Douglas, huraño, viudo, solitario, jodido, se presenta en la película como el dueño de un condominio, un viejo tiburón de los bienes raíces que está retirado y triste después de la muerte de su esposa, solo espera vender él mismo su mansión en 8.6 millones de dólares y retirarse a Vermont a pasar sus últimos días.
Pero las cosas irán para otro lado, sus vecinos se involucrarán a pesar de sus esfuerzos en su vida, aparecerá su hijo a quién no ve hace rato y le dejará a la nieta para que cuide mientras cumple condena por un delito financiero, y su vecina cantante, la encantadora Diane Keaton, también rondará sus sentimientos de manera definitiva.
Todo tan bien narrado, tan americano pero a la vez tan tierno que no defrauda.
Es cierto, no hay nada nuevo, ya vimos seguro varias veces este tipo de películas románticas con moraleja, pro cuando están bien hechas, y se puede disfrutar del pacer de verlo a Douglas de vuelta y ya curado haciendo comedia, y escuchar a Diane Keaton cantar y a Rob Reiner también actuar (con peluquín como el pianista de la Keaton) y todo fluye con elegancia y sin tironeos del guión, es un placer.

Vale la pena para estos días, en los que necesitamos que el espíritu navideño nos invada y pensemos en buenas cosas. Una historia de amor madura y entretenida.

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