The Founder

The Founder

Una biopic de emprendedores, de sueños y de artimañas empresariales. Big Mac Ray Kroc



8 Butacas



Nos pone incómodos ver The Founder, no porque la historia sea mala, lenta, demasiado compleja, o esté contada de manera ineficiente, nos pone incómodos lo despiadado de un sistema que, sin embargo, a veces nos encandila.

Esta historia basada en la biografía del mítico Ray Kroc, es una historia de emprendedores (vamos bien) los hermanos Mac Donald, que con imaginación y mucha paciencia, van tejiendo el negocio de venta de comida rápida en Estados Unidos.

Hermanos de la vida y de los negocios, aprenden en algunos años el método que los hará tener éxito local con un formato distinto a la hora de preparar y vender la comida elegida por los norteamericanos a la hora del almuerzo o la cena.

Crean un concepto, lo mejoran, lo hacen funcionar a fuerza de pruebas, corazonadas, errores y mucha dedicación.

Un vendedor de licuadoras, uno de esos viajantes como en la pieza de Miller, hombres de libreta en mano, de mapas que se despliegan y de mucho kilómetro por año, que está muy bien compuesto (como siempre) por Michael Keaton, descubre un día este restaurante conceptual, lo atrae, lo seduce, y pronto se las ingenia para formar parte del proyecto.

Lo hace de tal manera, que convence poco a poco a los hermanos, que esos arcos dorados de la fachada del edificio del restaurante, tiene una fuerza comunicativa similar a la cruz de las iglesias o la bandera en el edificio del ayuntamiento de cada pueblo en el País.

Y los convence para armar las franquicias y expandir el negocio.

Lo va haciendo primero con estricta observancia de los modelos diseñados por los hermanos fundadores, aunque poco a poco tomando más y más protagonismo, hasta dejar a los hermanos afuera de su propio negocio.

Entonces, es una historia despiadada de ganadores y perdedores, de tipos con visión y tipos con astucia, de sueño americano y de inversores al sueño americano.

Desde ese punto de vista nos hace ruido a los que vivimos de este lado del mundo y tenemos todavía alguna célula romántica.

De aquél lado, todo vale, y es la historia de un ganador.

Nadie recuerda a los hermanos fundadores, todos veneran a Ray Kroc.

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