Ozark
Ozark
La historia original de Netflix va a lo seguro, desde la elección de la dupla protagónica, un guión con alguna inspiración en la serie más exitosa de la nueva era y esa sensación de que "a cualquiera le puede pasar..."
6 Butacas
Hace rato que en este espacio elogiamos a Jason Bateman, por su versatilidad, su registro de tipo común metido a situaciones ridículas, y su protagonismo en lo que llamamos la nueva comedia americana. Lo que no sospechábamos era su capacidad para producir, dirigir y ponerse en la piel de un personaje complejo y dramático, con espesura interpretativa.
También elogiamos siempre que podemos a Laura Linney, por sus cualidades de alguna manera parecidas a las de Bateman. Siempre cumple. No descolla, pero cumple.
Netflix los junta para una apuesta audaz, los saca de sus comodidades y los mete en una historia sórdida, con ribetes policiales y tragedia.
De alguna manera lo hace de una manera edulcorada, digamos, al estilo TELEFE, es decir, todo se insinúa, se protege la pantalla, de alguna manera.
Ponemos en el aire cosas pesadas, pero a la hora de producir nosotros, vamos por la ancha avenida del medio.
El resultado final es bueno, entretiene, pero no deja marca, no hace que estemos toda la semana hablando de lo que vimos.
Una familia típica americana, matrimonio, dos hijos adolescentes, hipoteca, colegios privados de mitad de tabla, se ven de un momento a otro metidos en una situación de extrema violencia y complejidad.
Deben irse, salir de su casa, dejar todo atrás y partir con rumbo incierto, ante la amenaza segura de perder la vida.
Nos iremos enterando que ese padre de familia, que vemos como ejemplar, como aplicado y amoroso, es un agente financiero que, con su firma pequeña, ha venido ayudando a lavar plata de uno de los carteles de droga más importantes de México.
A partir de eso, inesperado y desesperante, la odisea de la familia que, tiene que cambiar de vida y de piel, y por una circunstancia fortuita termina dando con sus huesos en el lago de Ozark.
Es un buen gancho narrativo, el problema de la serie es su registro. Estando Bateman (que produce y dirige 4 de los 10 capítulos) hay algo de ironía subyacente, algo negro en el humor (pero no es Fargo) y hay algo de Breaking Bad, pero no alcanza, porque precisamente es "algo".
Hay un muy buen trabajo de Harris Yulin, a quien hemos visto en 1000 secundarios, acá haciendo de un anciano moribundo, pero activo y pícaro, que cumple un papel muy interesante en la trama.
Está bien, no será memorable.
La historia original de Netflix va a lo seguro, desde la elección de la dupla protagónica, un guión con alguna inspiración en la serie más exitosa de la nueva era y esa sensación de que "a cualquiera le puede pasar..."
Hace rato que en este espacio elogiamos a Jason Bateman, por su versatilidad, su registro de tipo común metido a situaciones ridículas, y su protagonismo en lo que llamamos la nueva comedia americana. Lo que no sospechábamos era su capacidad para producir, dirigir y ponerse en la piel de un personaje complejo y dramático, con espesura interpretativa.
También elogiamos siempre que podemos a Laura Linney, por sus cualidades de alguna manera parecidas a las de Bateman. Siempre cumple. No descolla, pero cumple.
Netflix los junta para una apuesta audaz, los saca de sus comodidades y los mete en una historia sórdida, con ribetes policiales y tragedia.
De alguna manera lo hace de una manera edulcorada, digamos, al estilo TELEFE, es decir, todo se insinúa, se protege la pantalla, de alguna manera.
Ponemos en el aire cosas pesadas, pero a la hora de producir nosotros, vamos por la ancha avenida del medio.
El resultado final es bueno, entretiene, pero no deja marca, no hace que estemos toda la semana hablando de lo que vimos.
Una familia típica americana, matrimonio, dos hijos adolescentes, hipoteca, colegios privados de mitad de tabla, se ven de un momento a otro metidos en una situación de extrema violencia y complejidad.
Deben irse, salir de su casa, dejar todo atrás y partir con rumbo incierto, ante la amenaza segura de perder la vida.
Nos iremos enterando que ese padre de familia, que vemos como ejemplar, como aplicado y amoroso, es un agente financiero que, con su firma pequeña, ha venido ayudando a lavar plata de uno de los carteles de droga más importantes de México.
A partir de eso, inesperado y desesperante, la odisea de la familia que, tiene que cambiar de vida y de piel, y por una circunstancia fortuita termina dando con sus huesos en el lago de Ozark.
Es un buen gancho narrativo, el problema de la serie es su registro. Estando Bateman (que produce y dirige 4 de los 10 capítulos) hay algo de ironía subyacente, algo negro en el humor (pero no es Fargo) y hay algo de Breaking Bad, pero no alcanza, porque precisamente es "algo".
Hay un muy buen trabajo de Harris Yulin, a quien hemos visto en 1000 secundarios, acá haciendo de un anciano moribundo, pero activo y pícaro, que cumple un papel muy interesante en la trama.
Está bien, no será memorable.
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