Tin star

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La paz de un pueblo sencillo y hermoso entre los lagos y el frío de Alberta, en Canadá, se ve alterado por tanto horror, que todo se pondrá patas para arriba. Tim Roth a la altura de sus pergaminos


6 Butacas



En la primera temporada esa paz pueblerina se ve definitivamente alterada por la llegada de una compañía petrolera enorme, que instala una refinería entre esos hermosos paisajes y, con el dinero para comprar tierras y desplegar su poder, y su convicción, comenzará a alterar la belleza natural, y a las personas.

Interesante la construcción, quizá un espejo en el que mirarnos a la hora de ver qué ocurre con aquellos lugares en donde se instalan empresas con la dimensión de un estado poderoso, en una aldea con otras reglas.

Llegará de la mano de esos billetes, los lugares adonde gastarlos, el bar se convertirá en cabaret, y la delincuencia crecerá de la nada, como el arribo de los que intentarán desplumar a los ricos operarios petroleros.

Una ficción para mirar, a la hora de pensar en los desarrollos que están sucediendo en nuestro País, en Vaca muerta.

Pero ese entorno, ese desembarco corporativo es parte de la trama, quizá la inicial, el foco de la serie de dos temporadas está puesto en el jefe de policía y su familia.

Tim Roth encarna a ese jefe desganado, que tiene una evidente intención de descansar (no sabemos bien de qué en los primeros capítulos) o quizá de huir de su anterior vida, que adivinamos convulsionada.

A medida que se va desarrollando la trama, iremos entendiendo que ese puesto de jefe de policía en un pueblo de ensueño, es la recompensa por su pasado como agente encubierto inglés, que ha tenido que lidiar con lo peor de la criminalidad británica.

Pero ese pasado no lo suelta, y con la empresa petrolera también desembarcan viejos enemigos desde el Reino Unido, capaces de todo por esa venganza que también iremos descubriendo qué raíz tiene.

En definitiva, está bien construido ese pasaje de una vida a la otra, y mejor la irrupción del pasado más complejo en la aparente tranquilidad del presente canadiense.

Toda la situación se pone más y más compleja, y tendrá que verse con la resolución del caso que le plantea el conflicto corporativo (se destaca como VP de Public Affairs la bella Christina Hendricks, la Red de Mad Men)  y a la vez su propio conflicto violento con el pasado.

Mientras en uno habrá intrigas, poder del dinero, cuestiones vinculadas a las reservas indígenas y destrucción del ámbito natural (y un jefe de seguridad que pasa todos los límites) en el frente familiar iremos descubriendo de a poco todos los fantasmas del pasado, pasado por un momento de gran dramatismo.

En la segunda temporada, el conflicto secundario cambia de escenario, ya no será una corporación, sino un pastor de una comunidad menonita, que desesperado, empieza a trasladar drogas para un cartel mexicano, hasta que algo sale muy mal.

Y el conflicto con el pasado que sigue, y cuyo desenlace tendrá el capítulo más violento de las dos temporadas.

Es interesante la construcción, tiene el pilar interpretativo de Tim Roth, muy a la altura de un personaje que oculta más de lo que muestra, y que es tranquilo y despiadado a la vez (y brutal) y un tono que a veces gira unos grados hacia el sarcasmo y lo patético, con momentos de humor inexplicables en medio de una tragedia.

En este punto hay algo de contacto con la maravillosa Fargo.

Es un buen entretenimiento.

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