Unbelievable
Unbelievable
8 episodios para contar un drama que no nos es ajeno. Para contar una historia de débiles y fuertes, de abusadores y de abusadas, de vidas que cambian para siempre después de ese trauma inexplicable.
7 Butacas
Una joven (muy vulnerable) sufre una violación. Es de noche, vive sola en un complejo en el cual la supervisan (ha pasado toda su vida en hogares de acogida y sin familia) y en unas horas su vida se transforma.
Está sola en el mundo. Cuenta lo que le pasó, se somete a ese proceso por el cual todos le hacen preguntas y tiene que contar (revivir) una y otra vez lo sucedido.
Es débil. Trastabilla, se pierde, se confunde. Entonces los que tienen que investigar, los que tienen que creerle, desconfían, y terminan convenciéndola que todo es producto de su imaginación. Está sola contra todos, y sobre todo, contra un sistema de papeles y comprobaciones que la asfixia.
En otro lado hay otro ataque, otro tipo de mujer, nada que ver con la joven frágil del comienzo, y después hay otro más.
Dos detectives mujeres, una muy experimentada (sensacional Toni Colette) y una muy humana y empática (Merrit Wever) van destejiendo una madeja compleja, que si bien no nos hace olvidar la crueldad de los casos, nos va llevando por la investigación que encaran para dar con el violador.
Encuentran puntos de común muy sutiles, muy reveladores, y lo van cercando hasta atraparlo.
Con las pruebas que el culpable atesoraba (fotos, objetos de sus víctimas) encuentran la de aquel primer caso, que ahora tiene una resolución distinta.
Los investigadores que se sacaron el tema de encima pedirán disculpas, y el estado será demandado por la damnificada, aunque eso no cuenta. Las vidas de las víctimas cambiaron para siempre.
Dura serie, compleja, muy austera en recursos pero bien actuada, lo que la hace atractiva.
La serie plantea un ángulo interesante a la hora de abordar el tema de los abusos. No lo hace desde la mirada de la víctima, sino que lo narra desde el aparato estatal que tiene que lidiar con eso, encontrar al culpable, hacer todo lo posible porque el caso se esclarezca y llevarlo a juicio sin errores.
Es interesante como se activa la mirada profesional y la mirada religiosa desde la perspectiva de las dos protagonistas.
Está bien
8 episodios para contar un drama que no nos es ajeno. Para contar una historia de débiles y fuertes, de abusadores y de abusadas, de vidas que cambian para siempre después de ese trauma inexplicable.
7 Butacas
Una joven (muy vulnerable) sufre una violación. Es de noche, vive sola en un complejo en el cual la supervisan (ha pasado toda su vida en hogares de acogida y sin familia) y en unas horas su vida se transforma.
Está sola en el mundo. Cuenta lo que le pasó, se somete a ese proceso por el cual todos le hacen preguntas y tiene que contar (revivir) una y otra vez lo sucedido.
Es débil. Trastabilla, se pierde, se confunde. Entonces los que tienen que investigar, los que tienen que creerle, desconfían, y terminan convenciéndola que todo es producto de su imaginación. Está sola contra todos, y sobre todo, contra un sistema de papeles y comprobaciones que la asfixia.
En otro lado hay otro ataque, otro tipo de mujer, nada que ver con la joven frágil del comienzo, y después hay otro más.
Dos detectives mujeres, una muy experimentada (sensacional Toni Colette) y una muy humana y empática (Merrit Wever) van destejiendo una madeja compleja, que si bien no nos hace olvidar la crueldad de los casos, nos va llevando por la investigación que encaran para dar con el violador.
Encuentran puntos de común muy sutiles, muy reveladores, y lo van cercando hasta atraparlo.
Con las pruebas que el culpable atesoraba (fotos, objetos de sus víctimas) encuentran la de aquel primer caso, que ahora tiene una resolución distinta.
Los investigadores que se sacaron el tema de encima pedirán disculpas, y el estado será demandado por la damnificada, aunque eso no cuenta. Las vidas de las víctimas cambiaron para siempre.
Dura serie, compleja, muy austera en recursos pero bien actuada, lo que la hace atractiva.
La serie plantea un ángulo interesante a la hora de abordar el tema de los abusos. No lo hace desde la mirada de la víctima, sino que lo narra desde el aparato estatal que tiene que lidiar con eso, encontrar al culpable, hacer todo lo posible porque el caso se esclarezca y llevarlo a juicio sin errores.
Es interesante como se activa la mirada profesional y la mirada religiosa desde la perspectiva de las dos protagonistas.
Está bien
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