Patria

Patria

No siempre es fácil llevar un texto a ese otro lenguaje maravilloso que son las películas. Es más difícil cuando ese texto es una novela monumental, detallista, íntima y brutal. Esta serie de HBO logra crear una historia casi tan potente como el libro que la inspira.


8 Butacas



Uno se mete en la novela (en cualquiera que lea) y va poniendo caras a los personajes, los imagina cercanos, cotidianos y muy apegados por esos días que dura la lectura.

En el caso de Patria, la muy vendida novela de Fernando Aramburu, se van mezclando los tiempos, las familias, los detalles, los climas, los sentimientos, de tal manera, que lo que al principio requiere una guía fundamental de lectura, hacia la mitad del recorrido fluye de manera impensada.

Llevar esa historia a formato serie no es tarea sencilla. Pero esta producción lo logra con sobra.

Los 8 capítulos nos alcanzan para contarnos de manera abreviada pero efectiva, esta historia de ETA, de familias, de pueblos deshechos por la lucha armada, de religión, de valentías y cobardías, de relato y sinsentido.

Son dos familias, la del Chato y Xoxián, o mejor dicho, la de Miren y Bittori, las que se verán separadas, cortadas, diezmadas por la locura política y fundamentalista.

Una grieta tan profunda y filosa que no deja nada en pié en su avance, que hace que familias enteras que hasta ayer compartían banco en la misa, se dejen de mirar para siempre.

En esas dos mujeres, en sus luchas, en la manera de entender al mundo de cada una de ellas, sus sufrimientos, su amor incondicional a sus hijos, está la clave de esta historia fascinante, simple de contar, pero muy difícil de entender y asimilar.

Las actuaciones, el intento de narrar volviendo atrás en el tiempo para entender mejor de dónde vienen algunas actitudes del presente, la música, la tensión de la época, son un sello de la producción española, cuidada, sin exageraciones, y de gran nivel.

La novela que recorrió el mundo como éxito de ventas, los debates que originó a su paso, y ahora este formato para hacerla llegar a más gente, a más zonas y más accesible. Quizá para también pensar en nuestros propios fanatismos, en lo que vale la pena y no tanto.

La lluvia como una molestia que está presente en momentos importantes de la narración, las vidas de los hijos de las dos familias, parias en su suelo los de Bittori y desunidos y lastimados los de Miren, y una violencia que se instala en la vida cotidiana para generar preguntas de un lado y consignas del otro.

Es como si la violencia tendiera un techo de nubes plomizas sobre ese pueblo para ocultar el sol de sus vidas.

Sabemos de esas separaciones, de esos cuentos que nos hacen distanciarnos de los que queremos, supimos de violencias en nuestro pasado, esta historia va de eso, de la violencia, no importan el origen ni en qué se sustenta.

Sobre los hombros de dos personajes muy poderosos, se cuenta una historia de violencia y desunión, del '85 al 2011, del pasado al presente, en unos años en que todo cambia.

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