No te puedes esconder

No te puedes esconder

Puede fallar, decía siempre un exquisito billarista argentino ante la inminencia de una jugada. Y se comprueba en esta nueva serie española para Netflix. Venimos ponderando tanto la capacidad y la calidad de la industria española, que le perdonamos este sinsentido.


3 Butacas



Porque esta nueva serie que vemos en estos días en Netflix (que fue estrenada en España en 2019) carece de atractivos, se parece más a una novela de la tarde que a una serie de las que la producción española nos tiene mal acostumbrados.

No voy a meterme en la trama, solo voy a compartir algunos de los argumentos que se mezclan en el desarrollo de 10 tediosos capítulos: terrorismo islámico, trata de personas, policía que lucha contra sus adicciones, político corrupto y mujeriego, asesinato ritual, que parece ser en serie, de la mujer de este político, mafia rusa...

Parece mucho no? Sobre todo cuando se intenta mezclar todo para construir una historia creíble y atrapante. No es creíble y no atrapa a nadie.

Semejante mezcla de argumentos produce lo previsible, de pronto se dejan de lado, se pasa al otro tema sin resolver el primero, se cambia el ángulo y nos quedamos esperando que vuelva a desarrollarse, a vincularse con algún otro dato de la trama, a sorprendernos, pero no pasa.

Ese flojísimo libro, sin guía, sin sorpresas, sin emociones, y además con una dirección muy floja, podría verse enriquecido por actuaciones de esas que atrapan, que emocionan, que comprometen, pero no, también las actuaciones entran en zona de divague, de sobreactuación, de poco creíbles.

Las escenas de acción parecen ser sacadas de algún mal programa de televisión argentina de los años 70, cuando todavía no sabíamos dar piñas verosímiles. Los efectos especiales, aquellos que deben aportar para que la trama sea algo creíble, son berretas, y las actuaciones...

Se salvarían dos casos, pero me animo a decir casi uno solo.

El protagonista es Eduardo Noriega, otrora promesa del cine español, devenido en un actor sin estilo, con un acento neutro y poco convincente.

Está Maribel Verdú, que siempre nos gusta en este espacio, pero que acá cae presa de la mala dirección, y torna a su personaje, que debería estar lleno de matices, en un compendio de lugares comunes, caras y mohines.

El único que salva la ropa es Jorge Bosch, que interpreta al oficial Velasco, ladero de la Verdú, que es el único creíble del extenso elenco, que completan dos actrices mexicanas de muy mal desempeño.

Es muy difícil intentar explicar de qué va la trama, por eso no nos metemos, es como si se hubieran planteado meter todos los conflictos posibles en un guión, mezclando fuerte como en una coctelera, de manera de obtener lo mejor de cada línea argumental, perdiendo de vista que la trama no termina anclando en ninguna parte, y todo se hace mal y tedioso.

Puede fallar, y falló.


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