Bloodlands

Bloodlands

El escenario de una investigación policial es la convulsionada Belfast a dos décadas de los acuerdos de paz. Esa presencia de sangre, que todavía los divide a todos como una grieta feroz y violenta, se cuela en la trama para hacerlo todo más complejo.

5 Butacas

Si bien es un recurso interesante, no siempre es virtuoso, ya que nos tiene que dar mucha pista todo el tiempo sobre los roles de los protagonistas en el pasado violento, el IRA, de qué lado estuvieron y cuán involucrados en los acuerdos de paz, y esa es demasiada información.

El punto alto, como casi siempre en los policiales británicos, son las actuaciones. En este caso el protagonismo absoluto de James Nessbit, que es una garantía. Encarna al detective Tom Brannick, que se hará cargo de una investigación que arranca con el hallazgo de un auto en un río, y un caso que irá desplegando vínculos muy estrechos con el pasado político y violento de los protagonistas.

Este hecho en el presente, por sus características, evoca a un personaje muy presente en los días previos a los acuerdos de paz, que se encargó de ir asesinando a personas de ambos bandos que pudieran poner obstáculos a los acuerdos, actuando bajo un nombre ficticio, Goliath.

Eso que arranca prometedor se va desdibujando con el correr de los capítulos. Ya nos apartamos de la trama central, para que la historia recale en las alternativas de la vida del detective, cuya esposa muere o desaparece en esos días, y todo se confunde y complica.

La serie entonces deja ese bue comienzo para confundirnos con cuestiones que nos dispersan y nos confunden.

Es una pena, porque viene precedida de buenas cosas desde lo formal. El creador es nada menos que Jed Mercurio, el mismo de la muy buena Line of duty, y eso es una base interesante.

En definitiva, era una historia sólida, interesante, y se va deshilachando en otras historias paralelas que confunden y complican.

A favor, las actuaciones, una Belfast oscura y con heridas, y buenas escenas, en contra, la cantidad de capas que ofrece la historia y lo confuso que resulta resolverlas.

Con la buena base de los policiales ingleses, pero sin su efectividad, quizá porque el libro pretende contar muchas cosas, y no nos alcanza el tiempo para digerir y disfrutar.