Only murders in the building

Only murders in the building

Cuando empezábamos a extrañar a Woody Allen filmando en Manhattan, Martin Short y Steve Martin nos regalan esta belleza que nos hace extrañarlo menos. Una de intriga, con un aire a Manhtattan murder mistery, pero acorde a estos tiempos.



9 Butacas




Ellos dos (son dos glorias y lo saben) y Selena Gómez (ya hemos hablado de su voz en el podcast de A rainy day in New York) son tres habitantes solitarios de un enorme edificio de departamentos del upper west side de NY (el edificio es el Arconia, se puede visitar, aunque como siempre, con la enorme galantería de los porteros, te ladran si pisas más allá de la vereda). Decíamos, habitantes solitarios de departamentos caros del wes side de Manhattan, que pasan sus días entre rutinas más o menos aburridas y el gusto por las novelas de misterio y los podcast (una especie de folletín moderno, como las entregas de policiales de Roberto Arlt para el diario Crítica9.

No pasa mucho, hasta que un asesinato brutal en el edificio los hace coincidir, a los tres, que nunca habían reparado que existía el otro, y los hace juntarse para investigar lo que pasó y hacer ellos mismos un podcast policial con un hecho real.

A partir de este disparador se van a construir 8 capítulos cortos (un hallazgo la duración) que van a ser una mezcla precisa de humor, algún gag físico de la mano de Steve Martin, mucha ironía, música exquisita, y ritmo. Nada mal como ingredientes.

Decíamos que está el espíritu de Allen flotando, porque las situaciones que se van construyendo, los personajes (sobre todo ellos tres) con sus complejidades y particularidades, van tejiendo una relación entre ellos de absoluta sintonía, a pesar de las enormes diferencias entre ellos.

El caso, "quién mató a Tim Kono"? se va desarrollando con las pistas clásicas, revisadas y tergiversadas por el trío, y ocasionales "ayudantes" que irán poniendo todas las teorías arriba de la mesa, y las irán construyendo y destruyendo una a una con argumentos racionales y a veces no tanto.

La historia fluye bien, nos engancha, nos desafía, y aunque no se trata de una policial, es decir, tenemos siempre todo a la vista, se las arregla para sorprendernos en el último capítulo con un giro inesperado.

Está muy bien actuada, no solo por el trío protagónico, también con el refuerzo de un reparto muy de New York, muy a tono con la historia en el que se destacan Nathan Lane, Tina Fey y Amy Ryan.

Volver a ver a Martin y a Short (desaparecidos de la pantalla por mucho tiempo) es un placer que desborda la pantalla, había ganas, son dos tipos realmente talentosos para la comedia. Martin además es responsable del guión y de la historia, que tiene momentos hechos a su medida. Pero la verdadera buena sorpresa es volver a ver a Short, y en este caso con un personaje increíblemente bien escrito.

La serie entonces funciona en varios planos, comedia, policial, conecta con todo tipo de público (no en vano está Selena en medios de esos dos monstruos, y no en vano se dirime todo en un podcast) y es muy llevadera por duración y por en tipo de enganche que va desarrollando capítulo a capítulo.

Se viene una segunda temporada, y está bien, ya que dejan abierto un final que tiene una vuelta de tuerca sobre el giro que termina resolviendo el caso de la primera temporada, y es una buena noticia, porque el resultado general de toda la serie es muy bueno.

Quizá se extiende un poco la trama en los capítulos del medio, ya que una vez que se planteó el conflicto, esto está muy bien resuelto, y empiezan los tres a funcionar como un equipo de investigación, hay algunos rodeos que quizá desatienden la idea central, pero igual está muy bien.

Un gran entretenimiento, y eso es lo que buscamos siempre

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