Tulsa King

Tulsa King

Una cruza esmerada entre Los Soprano y Hechizo de Luna, hecha a la medida de un pequeño gigante de balbuceo inteligible que se llama Sylvester Stallone.

6 Butacas

Tulsa King es un producto a su medida, cuando no es fácil encontrar papeles para este ícono de los 70 que ya tiene 76 y tantas peleas y batallas filmadas.

Se llama Dwight (por Eisenhower) Manfredi, es de origen italiano y toda su vida trabajó de mafioso en Nueva York, es de Brooklyn. 

Nos queda claro que es de palabra, que se sacrificó para salvar a un capo y que purgó cárcel por una muerte que no fue de su autoría solo para salvar el honor de su jefe.

Sale de prisión 25 años después de esa condena, vuelve al seno de esa famiglia que lo tuvo como protegido, pero ve que las cosas cambiaron, que hay otros en su lugar, que ya no no lo respetan como antes, porque las nuevas generaciones apenas si lo conocen, y el viejo patriarca ya no puede con su alma.

Entonces le dicen que le van a dar Tulsa, un pueblo en Oklahoma, como base para operar, que la tiene que hacer de cero, y que le van a pedir un tributo semanal bajo para que vaya desarrolando ese mercado virgen.

Así arranca esta serie que oscila entre la brutalidad y la comedia, entre los momentos de hilaridad, lo italiano (un clásico) y algunas escenas brutales para nada divertidas.

Dwight llegará a Tulsa, en cuestión de horas tendrá un chofer al que cobija, y ya encontrará la primera fuente de ingresos en un negocio de Marihuana.

Pero en paralelo se desarrolla una historia de amor, una historia de amistad, pero también una de sospechas, ya no lo tienen en el pedestal que lo tenían y ve amenazas por todos lados, con lo que sus nuevos "empleados" serán su nueva fuerza de choque, a fuerza de billetes y malentendidos.

Es una incursión interesante de este monumento viviente en el mundo de las series, y lo hace con un guión clásico de mafia, correcto, perfectamente estereotipado y con guiños para todos.

Sylvester no entra en los sacos (literal) y tiene la cara hinchada y la voz pastosa de siempre, pero tiene un magnetismo especial para la pantalla, una cuestión innata que desborda y de alguna manera magnetiza.

La serie es eso, no pretende otra cosa que hacerlo actuar en el medio que mejor le va y divertirnos.