Nobody 2

Ya la vimos. Todo lo bueno de la película original, con ese personaje que se revela en el medio de la historia, esa familia que no sabe quién es ese marido y ese padre que parece un oscuro oficinista y se convierte en un asesino implacable, se diluye en esta segunda parte incluso, intentando recrear la mejor escena de la primera, que es la escena de la pelea con una banda en el colectivo, trasladándola a una lancha turística, como si en la tercera si la hubiera haya que buscar otro transporte público para hacerla.

5 Butacas

Se nota todo el tiempo que trata de "recrear" de volvernos a hace vivir lo que ya sucedió y es letal para el relato.

El mayor problema de esta parte 2 es que el factor sorpresa ha desaparecido, y nada lo ha reemplazado. El asombro de ver a un actor generalmente cómico como Bob Odenkirk encarnar a un Jason Bourne en el divertido éxito inesperado de 2021 ya no existe.

Esta vez los Mansell, incluyendo a sus hijos y su padre (Christopher Lloyd , tan divertido en la primera película y deprimentemente y nulo en esta), se dirigen a un pequeño pueblo llamado Plummerville, el único lugar al que Hutch recuerda haber ido de vacaciones de niño. 

Uno de esos pequeños pueblos construidos alrededor de la temporada turística es en realidad solo una fachada para una operación criminal dirigida por un operador de parque temático llamado Wyatt y el sheriff del pueblo, Abel (Colin Hanks , que parece visiblemente aburrido). 

Ambos trabajan para una figura misteriosa llamada Lendina (Sharon Stone), que tiene que encargarse de la limpieza después de que Hutch desate otra de sus oleadas vengativas en su operación.

Ya está, no hay mucho más, hay caras que nos caen bien, predisposición a reirnos y a divertirnos con las coreografías de peleas y con la preparación de ese parque de diversiones en el que, como los 7 magníficos, harán toda serie de trucos para aniquilar al ejército de la Stone que viene a por ellos (son muchos, muchísimos).

Sin sorpresa, no hay mucho más para contar de esta película que deja algunas secuencias de coreografías y un tipo que ya no nos ofrece matices ni giros nuevos.