La balada de Buster Scruggs
La balada de Buster Scruggs
Los Coen lo hacen de nuevo, su alquimia de imagen, encuadre, historia y elenco vuelve a sonar en clave irónica y despiadada, en esta película que es como un libro de cuentos cortos.
Pensada originalmente como una serie de 6 capítulos, esta película de poco más de dos horas de duración puede, como suele suceder con el universo de los hermanos C, verse en varias claves.
Se la puede ver como un todo, digamos, una de vaqueros, pero también como un tapiz hecho de parches coloridos y nada simétricos, pero que cuando nos alejamos nos deja impactados por el resultado final.
Son 6 capítulos en los que la violencia y la ironía (siempre muy presentes en la mayoría de sus películas) mandan en un relato que mezclara historias del viejo oeste.
Historias crueles, de perdedores, de personajes oscuros que apenas hablan, de ignorancia, de lucha y de nada de bondad.
Y también funcionan por separado! No en vano se trató de una posproducción que hubo que trabajar mucho para que el resultado final se pudiera ver hilvanado.
Un libro de historias, que arranca con la lectura del título y algún párrafo inicial, una ilustración, son el inicio de cada historia, que nos llevará por parajes coloridos, pero nada condescendientes con el estilo de vida de esos hombres que forjaron el oeste norteamericano.
El oto dato sobresaliente es el elenco. Hay muchos y muy buenos actores para dar vida a esos personajes que conforman las historias.
Por solo citar algunos, James Franco haciendo de un ladrón de bancos o Liam Neeson componiendo a uno de esos empresarios de variedades, que con su carro monta espectáculos de artistas trashumantes y Tom Waits como un buscador de oro solitario.
Los cuentos son desparejos entre sí. Hay buenos, regulares, y menos que eso. Pero en el conjunto son impecables.
El problema de siempre con ellos, es que hay que ser instruido en ellos para gozarlo. Quiero decir, si uno no encara la película sabiendo algunas cosas del código de producción de los hermanos, la ironía, la violencia, la maldad, la estupidez al extremo, los rasgos de los personajes, que son llevados a hacer las cosas más increíbles de la manera menos pensada, uno corre el riesgo (en esta película hay mucho más que en otras producciones, de este efecto, basta con leer las críticas de los especialistas que van de maravillosa a bodrio) de por quedar afuera, no seguir viendo después de la primera de las historias.
Hay que quedarse porque son un canto a la cinematografía.
Y quien dice que contar historias tiene que ser algo cómodo?
Los Coen lo hacen de nuevo, su alquimia de imagen, encuadre, historia y elenco vuelve a sonar en clave irónica y despiadada, en esta película que es como un libro de cuentos cortos.
7 Butacas
Pensada originalmente como una serie de 6 capítulos, esta película de poco más de dos horas de duración puede, como suele suceder con el universo de los hermanos C, verse en varias claves.
Se la puede ver como un todo, digamos, una de vaqueros, pero también como un tapiz hecho de parches coloridos y nada simétricos, pero que cuando nos alejamos nos deja impactados por el resultado final.
Son 6 capítulos en los que la violencia y la ironía (siempre muy presentes en la mayoría de sus películas) mandan en un relato que mezclara historias del viejo oeste.
Historias crueles, de perdedores, de personajes oscuros que apenas hablan, de ignorancia, de lucha y de nada de bondad.
Y también funcionan por separado! No en vano se trató de una posproducción que hubo que trabajar mucho para que el resultado final se pudiera ver hilvanado.
Un libro de historias, que arranca con la lectura del título y algún párrafo inicial, una ilustración, son el inicio de cada historia, que nos llevará por parajes coloridos, pero nada condescendientes con el estilo de vida de esos hombres que forjaron el oeste norteamericano.
El oto dato sobresaliente es el elenco. Hay muchos y muy buenos actores para dar vida a esos personajes que conforman las historias.
Por solo citar algunos, James Franco haciendo de un ladrón de bancos o Liam Neeson componiendo a uno de esos empresarios de variedades, que con su carro monta espectáculos de artistas trashumantes y Tom Waits como un buscador de oro solitario.
Los cuentos son desparejos entre sí. Hay buenos, regulares, y menos que eso. Pero en el conjunto son impecables.
El problema de siempre con ellos, es que hay que ser instruido en ellos para gozarlo. Quiero decir, si uno no encara la película sabiendo algunas cosas del código de producción de los hermanos, la ironía, la violencia, la maldad, la estupidez al extremo, los rasgos de los personajes, que son llevados a hacer las cosas más increíbles de la manera menos pensada, uno corre el riesgo (en esta película hay mucho más que en otras producciones, de este efecto, basta con leer las críticas de los especialistas que van de maravillosa a bodrio) de por quedar afuera, no seguir viendo después de la primera de las historias.
Hay que quedarse porque son un canto a la cinematografía.
Y quien dice que contar historias tiene que ser algo cómodo?
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