Rojo

Rojo

Potente relato ambientado en los días previos al golpe del 76. Un pueblo tranquilo, cruzado por las sospechas y las necedades.



6 Butacas



Rojo nos lleva a un pueblo sureño, desértico, en el que la vida transcurre sin sobresaltos. La gente se conoce, las historias, las miserias, las tensiones que nunca elevan la voz.

Darlo Grandinetti, sobre cuyos hombros descansan las notas emocionales de la película, compone entre silencios y mañas, a un abogado que tiene todo bajo control, en su pequeño mundo.

Una esposa distinguida (Andrea Frigerio) un despacho con secretaria en el que pasa gan parte de su día encargándose de casos menores, de pueblo, y una hija a la que está viendo crecer con la parsimonia de los pueblos, y a la que intenta no contaminar con el entorno.

El País, las tensiones políticas, los acontecimientos de los días previos al golpe militar del 76, son el telón de fondo de la historia, pero llegan a través de la televisión y la radio, que escuchamos varias veces como telón de fondo de escenas que transcurren por otros caminos. Como una especie de música ambiental.

Todo el pueblo se mira con recelo. Algunos empiezan a irse por sus actividades (sindicales o políticas) y en algún caso habrá procedimientos que expulsarán a algún otro.

Esa vida gris, llena de silencios, inalterable, se verá sobresaltada una noche con la llegada de un extraño a un restaurante en el que el abogado espera que llegue su esposa.

Habrá una discusión con ese extraño irascible, una pelea que no pasará a mayores ahí adentro, pero que será una muesca definitiva en la historia de ese personaje.

Luego la historia irá transcurriendo en aparente normalidad, pequeños descubrimientos, el germen de la violencia personal e institucional, hasta que un dato que le es revelado una noche y por casualidad, lo enfrenta a una realidad incómoda, ese tipo raro que no era del pueblo, con el que peleó una noche hace meses, resultó ser el hermano de la mejor amiga de su esposa, y su desaparición conmovió al pueblo.

La llegada de un personaje muy interesante a la historia, un detective chileno famoso por resolver casos en la televisión (una especie de turco Sdrech pero ex policía) altera de manera definitiva la paz tensa de todos los personajes.

Este detective, que descubre todo en poco tiempo, hará creíble la historia del abogado, solo como reflejo de su alma policial, de un espejo que adelanta, ya que en Chile llevaban un par de años de dictadura, y ese desaparecido, millonario, violento, se había inclinado por el mal camino de los ideales y la subversión.

Rojo es contar lo que pasaba en la vida diaria de los pueblos, de los barrios, en los días previos al golpe. Y lo hace sin bajadas de línea, sin mensajes ocultos ni rectores, lo hace contando, para que el espectador tome partido, se involucre de manera suave, sin empujones.

Está bien el relato, el director, Benjamín Naishtat, crea muy bien esos climas, se apoya en buen manejo de cámara, y una música incidental muy ajustada, que ayuda a crear climas de tensión y de sopor.

Es una buena historia.

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