Goliath (Temporada 3)

Goliath (Temporada 3)

Un glorioso Billy Bob Thornton, quizá junto con el personaje que hizo en Fargo, de lo mejor de los últimos años de su carrera, y poco más en esta tercera temporada.


5 Butacas


Ya están planteados los personajes, ya los conocemos. Ya sabemos de los problemas de Billy con el alcohol, con su ex mujer, con su hija universitaria. Sabemos de sus costumbres solitarias, que tiene el corazón roto por la relación que terminó mal con Marisol Silva (la ahora alcaldesa de Los Ángeles) y sabemos que en cualquier momento se mete en un caso inconveniente.

El llamado del esposo de una amiga de los tiempos de la universidad, un viaje al corazón productivo de California, a los cultivos, al corazón rural de un estado enorme y vigoroso, se transforma ya desde el primer capítulo, en un tema complicado.

Esa mujer a la que tanto apreciaba, una noche se cae en su campo en un pozo enorme, se abrió la tierra de manera misteriosa y hay que investigarlo porque le cobró la vida.

Billy se involucra, con su inefable socia (Nina Arianda componiendo a la impredecible y querible Patty Solis-Papagian) y literalmente se muda a un hotel casino de los regenteados por indios, para meterse de lleno en el caso.

Como en la temporada 2, lo sobrenatural, lo mágico, lo esotérico, tendrá un protagonismo importante, en este caso protagonizado por el jefe indio que lo regentea todo.

Pero también habrá una interesante trama de intereses, de los políticos y los económicos mezclados.

Los secundarios, es un buen hallazgo, son impecables, como los hermanos todo poderosos que componen Dennis Quaid y Amy Brenneman pasando por un entrañable y extraño Beau Bridges.

También está nuevamente Paul Williams, como el amigo detective, el que todo lo consigue y vive en un trailer, y lo acompaña a todos lados, y la rivalidad con su ex socio, el de la cara quemada compuesto por William Hurt.

Todo está en su lugar.

Lo mágico, lo legal, la justicia para los damnificados, los ambiciosos que son capaces de llevarse todo por delante, el gran Billy Bob y su parsimonia, su mirada desapasionada de la vida y su sentido de justicia.

Es una buena serie, entretenida, pero ya no sorprende.

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