Traces

Traces

Una joven vuelve a su ciudad natal en Escocia para asistir, como graduada en bioquímica, al mejor programa de trabajo forense del Reino Unido. Se encontrará con su barrio, y con viejos fantasmas.

Porque ni bien empieza las clases, el primer ejercicio es trabajar en un caso hipotético, un cuerpo que aparece enterrado en un parque público, un caso hipotético que se parece demasiado a la tragedia de la muerte de su propia madre.

Nadie en la escuela de expertos vio venir esa coincidencia, y si bien los obliga a revisar el caso que ponen como práctica, comienzan a relacionarse con esta nueva empleada que es alguien fuera de lo común en todo sentido.

Y ella, la protagonista excluyente de esta historia, comienza a indagar por su cuenta en ese pasado que está sin cerrarse.

En ese proceso, todos los involucrados, su padre biológico y de crianza, su tía, los amigos de su madre, sus propias amigas, la policía, se ponen incómodos con alguien que viene a desenterrar un caso que estaba ya sepultado después de más de 12 años.

Los incomoda, los interpela, los arrincona con preguntas y cuestionamientos, y poco a poco se convierte en una persona a evitar.

Conoce por accidente a un joven del que se enamora (el ascendente e futbolista Martin Compston, protagonista de Line of Duty) y con el que desarrollará una relación que irá creciendo, hasta encontrar puntos de contacto peligroso con su pasado, que los dos ignoran, que serán determinantes en el desarrollo de la trama.

La producción esta vez elige Escocia para contar la historia, y con esa elección vienen de la mano modismos, acento, atractivos extras para conocer los estilos de otro rincón del Reino Unido.

Buena en su factura, como es estándar de calidad con las cosas de la BBC, bien actuada y muy razonable en el desarrollo.