Stay close

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Harlan Coben tiene muchas adaptaciones de sus novelas a series y minieries de televisión, en tiempos de diferenciación por los contenidos, es tentador recurrir a un escritor de novelas policiales muy bien armadas, como mecanismos de relojería, en la efectiva tradición británica.


5 Butacas



El tema es que no siempre sale bien, y además que ya descubrimos sus trucos.

Pero de todas maneras siempre es entretenido, porque sus misterios tienen una estructura muy sólida y funcionan como imanes para las grandes audiencias.

Siempre recurre a temas muy enganchados con el pasado, es decir, siempre serán muy importantes las imágenes viejas (de ahí que se requiera buenos directores para que esos flashbacks tengan sentido) y los lugares desde donde vienen los protagonistas.

También la presencia de bosques, de lugares poco explorados y algo siniestros, y las apariencias, la gente que parece que es de una manera y termina siendo lo opuesto.

Claves para entender cómo construye el autor, y de alguna manera para jugar con él a descubrir qué es lo que está pasando.

En Stay close pasan todas esas cosas, una mujer normal, con su pareja con la que está a punto de casarse después de 17 años de vida en pareja y 3 hijos, de clase acomodada que vive en los suburbios, un día en medio de su felicidad cotidiana, se le aparece un rostro, una cara familiar de su pasado.

Vendrá para decirle que la encontró a pesar de sus esfuerzos por romper todo lazo con su vida anterior, y que un peligro de esa vida que ya quedó atrás, ha vuelto, y que debe cuidarse.

Entonces Megan (es el nombre del personaje) tendrá que hacer un gran equilibrio para volver a esos lugares que frecuentaba, a esas gentes de las que por algún motivo que todavía no sabemos, dejó en el pasado para comenzar una nueva vida con otra identidad.

Así es que se empieza a tejer una interesante historia que tiene todos los ingredientes de la novela policial clásica inglesa, mucha ironía (demasiada en algunos pasajes y con algunos personajes que desconciertan) gancho hacia el final de cada capítulo (son 8) como para que sigamos conectados, y sobre todo un final sorpresivo (muy del sello de Coben) que tiene una vuelta de rosca bien sobre el final.

Ese pasado viene con todo, y serán necesarios flashbacks y presentaciones de personajes para ir armando el rompecabezas en el presente.

Las actuaciones son el punto flojo de este programa, salvo un actor, muy probado y muy efectivo como es el caso del irlandés James Nesbitt a quién ya vimos en varias ocasiones interpretando al inspector desganado que cree en la justicia y que tiene métodos poco convencionales.

La serie entonces va a ir construyendo un caso muy interesante de desapariciones, de sospechas de que hay detrás un asesino serial, de cuerpos no encontrados, de cuestiones que se van acumulando con los años pero que nadie investiga, y las historias personales de un grupo de personas que en 17 años cambiaron todo, su estilo de vida y hasta sus nombres para empezar de nuevo.

Lo bueno es el mecanismo, Coben es bueno en eso, ya lo vimos en "Nunca hables con extraños" "Safe" "The stranger" o las adaptaciones en otros países como "The woods" y "El inocente" en España. Lo malo en esta ocasión, unos personajes que aparecen en la mitad de la serie, que son demasiado disruptivos, y las actuaciones, muy por debajo de lo bueno que suelen ser los elencos ingleses. Poco creíbles, con excesos en los maquillajes, y en general como con vestuarios y detales descuidados.

En definitiva, es un producto Netflix, tiene que agradar a grandes audiencias, y es un producto que se construye sobre la base de un creador de historias muy eficaz.


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