The morning show

The morning show

Los programas de la mañana de la TV norteamericana son un clásico que se fue reinventando con los años, pero que mantienen un imán para las audiencias.


7 Butacas




Los presentadores de esos shows televisivos (hace años que dejaron de ser programas de noticias) son celebridades, millonarios que traccionan audiencias, que conservan algo de periodistas, pero que en realidad son conectores entre la realidad, presentada como un espectáculo, y la gente (mucha).

Esta serie de dos temporadas se pone en el momento actual, muy actual, y plantea los conflictos de la época en el programa y en la cadena que televisión que lo alberga.

The morning show, conducido por el personaje que encarna Jennifer Aniston en dupla con el que hace Steve Carell, es el programa más visto de la mañan en los Estados Unidos, tiene una dinámica enloquecedora, y sus conductores son estrellas luminosas. Hasta que, en la primera temporada, la aplanadora de uno de los tres grandes temas que aborda la serie, los hace añicos como equipo: el movimiento Me too.

Toda la primera temporada entonces está dedicada a exponer la inconducta, los excesos, los silencios y las complicidades derivadas de los abusos sexuales, del uso de la posición de privilegio de la estrella (Carell) para convertirse en un depredador sexual, que no discrimina y que se siente de alguna manera protegido en su conducta, por los ejecutivos de esa cadena que le paga fortunas por su trabajo.

Todo vuela por el aire en cuestión de semanas, dejando en el proceso la reflexión sobre los silencios de todos mientras estos temas ocurrían, pero con el agravante de que en el medio del proceso alguien se suicida, una joven productora muy débil como para soportar la presión.

Esta situación nueva habilita el ingreso y el ascenso meteórico de quién se convertirá en nueva compañera de Aniston, obviamente elegida por ella, que es el personaje de una periodista de una cadena del interior, muy fresca y muy deshinibida, que es el personaje que encarna la muy efectiva siempre, Reese Whitherspoon.

Así la primera temporada termina en tragedia, en derrumbe, en la salida de los dos presentadores históricos, en expulsiones millonarias de los ejecutivos y en ostracismo de los personajes.

La segunda, que tiene un arranque lento, irá complejizando todo el vínculo entre los protagonistas y va a tratar dos temas centrales, la cultura de la cancelación y el COVID en su inicio.

Ambos temas abordados con inteligencia, muy reales desde el guión, y con actuaciones y situaciones muy interesantes para ver y analizar.

La segunda temporada entonces, es algo mejor que la primera, ya que los temas implican una dinámica muy actual, muy controvertida y sobre todo, nos hace pensar a todos.

Está generalmente bien, hay papeles, sobre todo algunos secundarios, que están muy bien, y es una serie con mucho ritmo y muy llevadera, aunque hay que advertir que no es condescendiente y es brutal en su planteo.

Billy Cudrup como el ejecutivo principal de la cadena y Mark Duplass como productor, son después del trío protagónico (que está muy parejo) los dos mejores personajes para seguir.

Muy actual, brutal y muy movilizadora.

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