Robo mundial

Robo mundial

Producción argentina con buena dirección y ambición de público internacional. Veremos cada vez más este cambio en nuestra producción.

5 Butacas




Lucho Buenaventura (Joaquín Furriel, sigo insistiendo en la amplitud de su registro para lo oscuro, lo luminoso, para el desoncierto y la comedia) tiene un trabajo, tiene un hijo que está dejando la niñez, y tiene un sueño, llevarlo al mundial de fútbol, viajar con él.

Viven juntos, solos, no sabemos nada de su madre que no aparecer, pero todo parecería ser bueno entre ellos. Lucho parece ser bueno. Buen compañero, aplicado en su trabajo, buen vecino, buen padre.

Junta los pesos uno sobre otro y saca esos pasajes tan esperados. Se va al mundial a ver a la selección con su hijo. Felices.

Pero, el diablo mete la cola y la FIFA desafilia a la albiceleste por disturbios en un partido de la eliminatoria y no irá al mundial.

Todos los ahorros, las ilusiones, los sueños de tantos destrozados por los duros de corazón.

Pero la copa, la hermosa copa de los campeones, llega a Buenos Aires en su recorrida por las principales ciudades del mundo y a Lucho se le ocurre una idea, robará la copa para pedir de rescate que la selección sea perdonada.

A partir de esta idea se desata una comedia de gran dirección y puesta, que está muy bien acompañada desde lo actoral por Carla Quevedo, como la esposa del mejor amigo de Lucho, encarnado por Benjamín Amadeo (una revelación absoluta como comediante) y un elenco bizarro y contundente.

El reclutamiento del equipo, los planes que desarrollan, las marchas y contramarchas de la ejecución del plan, las traiciones, los nervios cuando todo el mundo busca la copa que ellos tienen, y las situaciones que se disparan a partir del robo están muy bien contadas y son hilarantes en muchos planos.

Son 6 capítulos cortos, de 30 minutos, lo que le agrega un buen condimento de ritmo y narración. Pasan muchas cosas en esos minutos y hay que seguir viendo.

Por alguna razón, quizá sea porque está pensada para audiencias más grandes, hay tonos, registros de nuestra comedia clásica que no están en la serie, que apela y se nutre de otro tipo de comedia, más de situación y de texto, que de actuaciones.

Quiero decir, por un momento nos parece estar viendo una película del estilo Oceans 11, en la que el foco de la risa, de lo risueño está en otro lado del que solemos encontrar en nuestra producción.

Están muy bien las actuaciones, no está tan bueno el ritmo narrativo, que si bien los capítulos son cortos, a veces es moroso en algunas escenas, que parece que cuando están por alcanzar algo así como su mejor momento, se cortan.

Está muy bien actuada por ese triángulo protagonista, en un tono de comedia poco habitual en ellos, pero que resuelven muy bien.

Hay cuestiones muy argentinas, es cierto, pero disimuladas en un contexto que pretende ser internacional, para condicionarla de alguna manera.


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