The last of us

The last of us

No es la primera vez que un video juego se convierte en una historia en otra plataforma, pero es quizá la primera vez que lo hace de manera tan ambiciosa.


7 Butacas



Hoy es muy difícil identificar qué soporte es en el que estamos disfrutando de un contenido, de una historia.

Hay plataformas de todo tipo, y las consolas de juegos hace rato que emulan la realidad de manera sorprendente. Cuando se decide entoces cambiar el lenguaje, tomar de base un video juego exitoso para transplantar esos personajes a una historia en formato serie, los riesgos son altos.

El tema es que la plataforma de origen tiene muchísimos fans, gente que juega ese juego, que lo desmenuza, que sabe sus secretos, que interactúa con sus personajes y sus historias, que las va moldeando, y cuando eso pasa a la pantalla está mucho más pasivo, no interviene, no modifica interactuando.

También es cierto que es una manera de llegar a una audiencia más amplia, que no quiere meterse en la historia, que solo quiere verla como espectador.

The last of us une bien los dos mundos.

Primero porque tiene un diseño de producción increíble, que hace verosímil todo lo que se cruza en la historia, mantiene la música original (de Gustavo Santaolalla) y la tensión narrativa todo el tiempo.

Hay un futuro, no tan lejano, en el que un hongo se adapta a no morir en una temperatura alta, la del cuerpo humano por ejemplo, y hace allí colonia, allí se instala matando a los cuerpos pero manteniendolos extrañamente vivos para seguir alimentándose, haciéndolos mutar y cambiar todo el tiempo.

En ese mundo de pandemia irrefrenable, los no afectados se defienden como pueden, en general con mano dura y restricciones de todo tipo, sobre todo alimentarias y de relación.

Todo es apocalipsis, nada es como lo conocimo, y la dictadura de los sanos, es feroz.

Una niña, nacida cuando la crisis ya se había desatado, es portadora pero inmune de alguna manera, puede ser una salvación para todos, si logran desentrañar qué es lo que la hizo inmune desde su nacimiento.

Pero para poder investigarla, y que lo haga una organización subversiva que está en contra de la tiranía de los que gobiernan, debe cruzar todo el País para llegar a un hospital de los pocos que quedan en pie.

Joel es un constructor, él y su hermano tienen un negocio de reparaciones de casas y trabajan sin parar.

Una noche, la noche en la que todo empezó, deben huir los dos, aunque en esa huída perderán a su hija y sus caminos se separarán de manera violenta.

Años después, cuando todo es mucho más peligros y más caótico, Joel va a buscar a su hermano, y en ese camino se cruza con la historia de la joven Ellie (la niña en cuestión) y asumirá por pedido de su pareja (que también se infecta) la misión de llevarla al otro lado del mapa sana y salva, para que puedan investigarla y quizá lograr la vacuna que tanto se espera.

Ese viaje por ciudades destruidas, atravesando todos los peligros imaginables, de infectados y saqueadores, del ejército en funciones y los terroristas, será la tensión que cada uno de los 9 capítulos vaya proponiéndonos en el camino.

Y en cada uno historias, mínimas, enormes, cotidianas, religiosas, que nos van acercando a ese mundo que un día cambió para siempre y nos ayudan a entenderlo.

La gran química entre los actores, Pedro Pascal y Bella Ramsey, el diseño de producción impecables, la música de Santaolalla, la tensión permanente de no saber de dónde va a aparecer el peligro, y sobre todo, de no saber si ese camino servirá para algo después de los sacrificios y riesgos, hace que The last of us sea una historia muy compleja pero a la vez simple de seguir y convincente.

Buen pasaje de un formato a otro, todos conformes.

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