The White Lotus (Season 2)

The White Lotus (Season 2)

La exclusiva cadena de hoteles de lujo The White Lotus, ahora nos abre las puertas de otra de sus hermosas instalaciones, esta vez en Taormina, Italia, para asomarnos a las habitaciones de ese paraíso, en el que no todo es como se ve en la superficie.


5 Butacas



Se repite la fórmula de la primera termporada, tan disfuncional e incómoda, y está claro que el ámbito no condiciona nada, los personajes (solo se repite uno, fundamental) con dinero y lujo, son tan disfuncionales y complejos y obvios y banales como en la primera.

Otra vez nos vamos a meter en los cuartos de varios personajes que coinciden en el hotel, todos van con objetivos distintos, los tres varones, abuelo, padre y nieto, que van en busca de sus raíces, la millonaria vacía que ahora está en vacaciones (su vida es una vacación eterna) con su nuevo marido, de quién desconfía, las dos parejas de amigos (ellos) que van con sus esposas a un viaje soñado, las dos prostitutas que logran entrar en el hotel y por supuesto, como en la primera entrega, el staff.

Ya sabemos que detrás de esos brillos, habrá opacidades, en esta temporada tiene mucho que ver la ópera, las pasiones, pero también el vacío de esas vidas que solo son lujosas en la superficie.

Las historias esta vez están mucho más cruzadas por la tensión sexual, muy presente en todas las historias, que si bien estaba muy bien trabajada en la primera temporada, en esta en alguna de las historias, parecería ser algo forzado.

La mejor historia en resolución y en trama es sin dudas la que protagoniza la única pasajera que viene de la temporada anterior,  Jennifer Coolidge, una especie de Susana Giménez pero sin prejuicios, que logra un desarrollo de personaje insoportable y a la vez querible, que terminará mal en esta ocasión.

Por lo demás, los paisajes, la música insoportable, las referencias en el arte y en el entorno a las peores pasiones humanas, el vacío de algunas vidas y situaciones que no se pueden tapar con dinero, lo ridículo en algunas instancias, que nos pone en situación de verguenza ajena, que el creador maneja a la perfección.

Hay una muerte, como en la primera temporada, que se insinúa en el comienzo del primer capítulo pero que, como en la anterior, decubriremos solo al final.

Una fórmula que ya no sorprende. 

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