Jeanne du Barry

Jeanne du Barry

Abrió nada menos que el Festival de Cannes con esta película, que entre otras cosas es la primera que hace Johnny Depp después de su muy televisado juicio de divorcio. Nos vamos a Versalles, a Luis XV y su más amada amante.

5 Butacas




Maïwenn es el nombre de la actriz y guionista de esta película de época que a veces nos hace dudar de eso mismo, por cosas del guión que parecieran estar adelantadas en el tiempo.

No importa, ella es el factótum de esta historia, la atriz y guionista sin apellido, pero que ya ha estado coqueteando con este mismo festival hace unos años, cuando otra película suya, Polisse, ganó el premio del jurado (2011).

Acá compone obviamente a Jeanne, una cortesana, una chica de nacida de un amor furtivo, que se cria en el campo y que es adoptada por una familia que la educa y la contiene. Tanto la educa, que a fuerza de esa condición de inteligencia y una belleza salvaje, pronto se posicionará como una especialista en el arte de la seducción, la compañía y la escalada a fuerza de esos atributos, en la escala social.

No es la primera vez que el cine aborda a este personaje, la amante favorita de Luis XV, pero quizá sea la primera vez que lo haga desde una mirada femenina.

Luis es nada menos que Johnny Depp, un hinchado y balbuceante JD, que al no ser fluido en el francés, reemplaza esos parlamentos por sonidos onomatopéyicos y mohines.

Es raro verlo así, debajo de esos ornamentos y pelucar y maquillajes, cuando sabemos que debajo hay un actor que se fue desdibujando con los años, este parece ser una especie de acelerador de ese desbarranque.

Jeanne al ser la preferida, se mudará a Versalles, con casa y cortesanos a su disposición, y será por su condición y estilo y desparpajo, un problema para todos. 

Sacará del aburrimiento al rey, lo hará vover a sonreir y a disfrutar de cosas que ya no hacía, y lo divertirá al enfurecer a todos los qu elo rodean, hijas, prometida, cortesanos.

La película recrea bien estos momentos, usa escenarios reales, sabe de lo que habla cuando cuenta las excentricidades reales, pero hay algo en el guión que parece no ser de la época. 

Jeanne logra pequeñas victorias feministas, que parecerían ser ajenas al tiempo, cositas que no encajan.

Está Pierre Richard, para los más grandes un ídolo francés de la comedia de los 80, quizá una razón nostpalgica para verla.

Depp es una máscara, que al final se convierte en un grano gigante al contraer viruela, lo que le da al personaje algún atisbo de humanidad interpretetiva, que no tiene cuando no está enfermo.

La producción es cuidada, eso si, lo que se disfruta, porque ese clima de época (repito, no tener en cuenta el guión para este análisis) está muy cuidado y eso se agradece.

Pero tampoco está bien el marco de la película, su registro, que no es ni comedia ni drama y naufraga muchas veces en silencios largos.

No hay mucho más que eso, la vuelta del actor icónico en un papel raro, una historia que conocemos y que ya vimos filmada con lo que hoy se filma, y una protagonista y escritora que tiene más para dar.

Todos a la guillotina.

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