La sociedad de la nieve

Hay historias que nunca terminan de ser bien contadas. Puede que esta sea una de esas historias. Las conocemos  por varios lugares, escuchamos a los sobrevivientes, sus relatos, documentales, entonces cuando se encara una ficción no es fácil pararse para disfrutarla.

6 Butacas



El punto de vista, quiero decir, es importante. Y el del director mucho más, qué se elige contar, por qué eso y no otro enfoque.

Ya sabemos todo, y sin embargo queremos verla de nuevo, para ver cómo esta vez nos cuentan cómo fue, y sobre todo, cómo el director encarará el tema tabú del canibalismo.

La verdad es que la previa es corta, nos presentan a los personajes sin demasiada precisión, sabemos que son jugadores de rugby en su mayoría, que viven en un País algo convulsionado, que tienen sueños, proyecciones de vida, y sobre todo, que van a vivir una aventura a pleno, a jugar el juego que más les gusta, a salir con chicas, a conocer Santiago y a hacer quizá el último viaje juntos antes que la vida les ponga obligaciones más demandantes.

El vuelo es corto, y el clima de fiesta que vivían se verifica en lo alborotado del pequeño avión, con todos en clima feliz.

El accidente está muy bien filmado.

Es decir, el diseño de sonido y de efectos especiales lo hace muy veraz, y está bueno eso, porque uno imagina ese momento, ese instante, pero no nos alcanza con la información que manejamos, cuando lo vemos y sobre todo cuando lo oímos es estremecedor.

Solo 16 pasajeros fueron rescatados vivos, 71 días después del choque (que partió el avión en 2) de los 45 que viajaban.

Vamos a ver todos los nombres y sus edades en la pantalla a medida que fueron muriendo, nos da una idea de lo terrible y lo irrefrenable.

Vamos a ver por todo lo que pasaron, muertes, fríos extremos, una avalancha que los dejó sepultados bajo la nieve 4 días, y sobre todo, la supervivencia y la ruptura del tabú del canibalismo, que está reflejada de manera equilibrada, no morbosa en la película.

En esta versión lo que vamos a ver son los distintos momentos (en 71 días hubo varios) de euforia, de trabajo, de desazón, de esperanza de nuevo, y los distintos liderazgos que cada uno de esos momentos fueron teniendo.

Desde el inicial, cuando todo era organización (vaciar valijas, acumular y racionar la poca comida) hasta el final, arreglar el radio y emprender, cuando comprobaron que no funcionaba, un viaje incierto hacia el oeste y en medio de la nada, para llegar a algún lugar poblado.

Vamos a ver la historia que ya vimos pero con otro enfoque que el que recordamos de aquella película de Frank Marshall, Viven, de 1993!

No hay interpretaciones en esta nueva película, hechos, epitafios en pantalla, poca moralina, como si estuviésemos contemplando el lado B de un documental de los buenos que ya hemos visto, cuando la cámara del documentalista se apaga y queda la de mano, la interna.


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