Maestro

Las biopics pueden ser engañosas, podemos creer que sabemos de la vida del biografiado por esos momentos que se eligen para contarnos esa vida. Maestro es virtuosa, pero vacía de emoción.


5 Butacas



Bradley Cooper encara con Maestro una colosal aventura, contarnos hoy la vida de un director de orquesta histriónico, un innovador, un músico que anduvo por las alfombras de la elite y el teatro, una personalidad avasallante y magnética, el composito Leonard Bernstein y su mundo.

Y lo hace de manera muy visual, muy virtuosa en la manera de contar, pero con poca emoción.

Dirige, actúa, transpira y se esfuerza por agradarnos, aunque termine contando un relato estándar y lineal sobre una vida ligada al arte.

Lo del relato lineal es algo llamativo, las biopics que nos atrapan, que nos emocionan, no hacen tanto foco en la linealidad, nos hacen ir y venir, o se estacionan en unos pocos años que lo cambian todo.

Hay virtuosismo en la manera de dirigir de Cooper, es un dato muy interesante este, porque la película, a pesar de no conmover, es visualmente perfecta, la luz, el vestuario, la época (son 40 años de vida que cuenta y lo hace de manera que nos demos bien cuenta de qué época hablamos en cada fotograma) y las actuaciones en general, son impecables.

La coprotagonista es Carey Mulligan (siempre está bien) como Felicia Montealegre, que se convierte en pareja de Bernstein, lo acompaña y lo sufre a lo largo de su vida.

En otro plano, es la vida de un hombre que vivía su sexualidad con una madurez rara para la época, pero es la historia de un hombre encerrado en ese dilema. 

Ella lo acompaña, lo sabe transgresor y volcánico, admirado y movedizo, no puede quedarse quieto, y también soporta los amoríos, generalmente con hombre más jovenes que caen en la enorme potencia seductora de Lenny.

Una escena potente en este sentido es cuando lo descubre besando a un invitado a una fiesta que dan en el piso del emblemático edificio Dakota en Manhattan en el que vivían, "arregláte el pelo, te estás volviendo descuidado" solo le dice.

Un detalle más de trabajo minucioso, el maquillaje hace que Cooper se vea como Lenny, es perfecto, tanto en el comienzo y al final, cuando tiene que parecer de 70 años, como con el trabajo sobre su nariz y expresión.

Pero insisto, no es más que eso, no nos hace vibrar casi en ningún momento.

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