Los delincuentes

Después de verla pensé a quién se le habrá ocurrido que una película de más de tres horas de duración (en la mayor parte del tiempo no pasa nada) podría haber sido la representante argentina en los Oscars de este año.


4 Butacas



Tengo que empezar esta reseña confesando que tenía algo de expectativa sobre esta película. El afiche, los actores que no son tan concoidos y a veces eso es muy bueno, la estética.

Los delincuentes puede tener un formato de western moderno, quiero decir, un robo más o menos inteligente (acá se moderniza eso de asaltar a la diligencia) y un botín que se esconde lejos, en medio del campo, y dos personajes que van a poner una especie de paréntesis en sus vidas hasta que por fin llegue el día de juntarse con ese dinero.

La diferencia es que el ruido entre ellos no será la plata, sino el amor.

Aclaremos un poco de qué va el relato. Un tesorero de un banco cooperativo, muy familiar digamos, en el que todos son empleados de hace muchos años y se conocen mucho, un día se roba 650.000 dolares del tesoro.

Sin esfuerzo, sin violencia, sabe cómo hacerlo porque hace años que tiene acceso a todos esos billetes, un aire a The lavender hill mob acá, la de Alec Guiness que tanto nos gusta.

Es un tipo callado, de vida solitaria, pero muy inteligente, que llega a este cálculo, me quedan 25 años para jubilarme, bueno, quiero no hacer nada por esos años, entonces me robo del banco la cantidad exacta para estar esos 25 años sin trabajar, hasta que me llegue la jubilación.

Cálculo preciso pero duplicado, porque también calculó que necesita que le escondan ese dinero por el tiempo que tenga que ir preso, que calculó 3 años y medio saliendo por buena conducta y por no tener antecedentes.

Así que le pide a un compañero, un cajero silencioso del banco, con el que trabaja hace años.

Le dice, guardálo, y cuando salgo es mitad y mitad.

Así arranca esta película que desde los papeles promete, pero que se pone pesada en lo moroso y detallista del relato.

Hay poco diálogo, hay poca acción, entonces aburre bastante.

La estética está bien, parece setentosa sin serlo, la música también está bien mezcla de buena música incidental y buenas canciones (Pappo´s blues protagonista absoluto) y las actuaciones son creíbles, pero nos perdemos en largos planos y secuencias vacías sin encanto.

Ambos irán al mismo pueblito cordobés, el ladrón a buscar el mejor lugar para esconder el botín, y el cómplice a esconderlo, y ambos, por azar y por destino, se terminará enamorando de la misma mujer.

Este hecho, que también podría haber tenido una incidencia importante en la trama, tampoco se aprovecha.

Y hacia el final, para corroborar todo esta monotonía, queda flotando un cierre medio ambiguo, en el que no sabemos qué sucede porque la película decide cortar antes de un desenlace.

En definitiva, una buena idea, una realización interesante, pero muy larga, demasiado, no es tan complejo el nudo argumental como para que nos requiera larguísimas escenas en las que no pasa nada y terminamos por distraernos.


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