Criminal record

Peter Capaldi (Dr Who para los fanáticos) y Cush Jumbo (a quien descubrimos hace unos años en Stay close) protagonizan este flamente policial británico para Apple TV, una pelea desigual entre un veterano detective de homicidios y una joven detective negra a la que solo llaman a intervenir cuando necesitan "una mirada femenina" en algún caso.

8 Butacas

Así es que se involucra en un caso de esos que son candidatos a descartarse pronto, una llamada anónima que atiende una operadora de emergencias. En ese llamado una mujer desesperada le cuenta sin dar nombres, que su pareja la está persiguiendo, que la amenazó con apuñalarla y que, le va a hacer lo mismo que ya le hizo a otra pareja, a quién mató, pero por cuya muerte acusaron a otra persona, que cumple 24 años de condena en una cárcel.

Esa historia le interesa, comienza a investigarla, y el camino la conduce al que llevó la investigación 12 años atrás, el detective que encarna Capaldi.

Es un jefe experimentado, despiadado, con un costado silencioso y oscuro que nunca terminamos de descifrar, pero que nos hace pensar las peores cosas de él.

Se ha rodeado muchos años de un grupo también despiadado, racista, machista, de oficiales que lo encubren, que comparten ideología y métodos, pero que han sido exitosos también en la resolución de casos, usando sus propios métodos.

Esa tensión entre ellos, el poderoso jefe y esa detective mujer, negra y poco tenida en cuenta, será el nudo central de esta serie de 8 capítulos que está muy bien narrada y ofrece lo mejor del modelo británico de contenidos policiales.

Hay tensión, hay ironía en esos diálogos ácidos sobre temas raciales y de mucha actualidad, hay crueldad, están los problemas cotidianos de una ciudad con muchas zonas oscuras y peligrosas, y dos personajes, sobre todo el de Capaldi, de gran profundiad (su vida familiar solitaria, con una hija adicta que está en su casa a deshoras, maneja por la noche su auto como un Uber de lujo para poder hacer dinero extra).

Muy en línea con la Prime suspect que protagonizó Helen Mirren hace años, y más acá con la Line of duty de Jed Mercurio, que tanto nos gustó, vamos a meternos en la cloaca de la policía, le vamos a sacar todo el brillo heroico de algunas novelas, para meternos un rato en esos pasillos cargados de vicios y agachadas, de límites que se cruzan y de fachada, pero a la vez de peligro y poner el cuerpo.

Es una buena propuesta, distinta, no tanto para los que seguimos el policial inglés de los últimos años, tan presente en nuestro menú de contenidos.

Muy efectiva y con esa magia de terminar cada capítulo esperando que arranque ya el que viene.