Los impactados

Hace unas semanas Bandini fue invitado a una función para la crítica de esta nueva película de Lucía Puenzo. Con el antecedente de La caída, que me gustó muchísimo, fui con mucho interés al encuentro de una película inquietante.


7 Butacas



Y difícil de clasificar, digo, por eso de los géneros.

Una mañana de tormenta en el campo, Ada, la veterinaria, insiste en ayudar a una vaca a parir. En medio de la lluvia y el cielo plomizo, todo es barro y movimiento y viscosidades, hasta que un rayo cae justo sobre Ada, y todo se vuelve oscuro.

Ada despierta unos días después en la cama de un hospital. Su padre, médico, y su marido que trabaja en el campo con ella están a su lado. Pero ella no se siente igual que cuando perdió el conocimiento.

El rayo que la impactó modificó algo, cambió algo en ella, no sabe qué es, no sabe qué consecuencias tiene, no sabe por qué siente las cosas que siente, lo que sospechamos, con esas escenas iniciales, que la película nos indicará ese camino, interior y social, que Ada hará para saber qué le pasa, y para sanar, si es que puede.

La película es inquietante y sobrecogedora. El tema es tan extraño como posible, es decir, ¿qué les pasa a las personas que sobreviven a esos fenómenos extraños? ¿Cambian sus vidas? ¿Cómo?.

Ada cambiará definitivamente su vida.

Se resiste a tratarse con medicamentos psiquiátricos, que siente que la anulan, la duermen, la distraen del proceso interior que está haciendo para descubrir qué le pasa.

En el hospital recibe la visita de alguien que le deja una tarjeta y le dice, si querés curarte vení a vernos.

Obvio que lo hará, y esa decisión será trascendental en la historia. Se va a encontrar con un grupo de otros impactados, que sufrieron lo mismo que ella, que tienen marcas en la piel igual que ella (marcas únicas, que describen el recorrido de la electricidad por el cuerpo en el momento del impacto). Ese grupo lo dirige un médico (en el límite de la medicina) que fue impactado tres veces, y dedicó suvida al tratamiento de otros como él.

El tratamiento es múltiple, pero la electricidad, la administración en dosis de esos voltios, tiene que ver con su técnica.

Ada vivirá ese proceso con alma y vida, se entregará de lleno, se enamorará, comprenderá que nunca su vida va a volver a ser como era, descubrirá la electrofilia, y experimentará cambios en su vida de tal magnitud, que tendrá que trabajar mucho para sobrellevarlos.

Es un relato que tiene que ser contado con mucho oficio para que no aburra, tenemos que entender todo a partir de esa actuación protagónica (muy buena, de Mariana Di Girolamo) pero sobre todo de las texturas, del diseño de sonido (fundamental) y de unas imágenes que sugieren y sobrecogen.

Puenzo es una gran directora, y elige esta vez una historia nada fácil, pero a la vez cercana, ni bien la vemos nos empiezan a rodear historias de conocidos que fueron impactados. Aunque nunca nos preguntamos qué pasa con ellos, acá está la respuesta.

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