Homenaje a Horacio Salgán en el Teatro Colón Marzo 2012


Recital homenaje al maestro Horacio Salgán en el Teatro Colón

3 de Marzo de 2012

Expectativa. Mucha expectativa de tanguero y de porteño. Lo homenajean a uno de los grandes, protagonista excluyente por sobrevivir, de la década dorada del tango. Por ende de los recuerdos, de las citas y los sonidos.

Y en el Colón! Nada menos. Cierro los ojos y veo a Troilo en blanco y negro, al gato Piazzolla de smoking. Qué noche Teté. Y la veo a Teté, claro. Engalanda, alta, radiante.

Todo bien. Los nuevos brillos del teatro de siempre, las autoridades, el comentario, vendrá? El maestro, vendrá?

Pero todo se fue opacando. Mejor dicho, fue bajando despacito, como la luz ambiente cuando salió la orquesta. Se fue poniendo monocorde y la emoción que adivinaba antes de entrar. Faltó a la cita.

Es que la orquesta es buena, muy joven, pero nada emotiva. Es que Salgán es parecido, César, digo, pero no es Horacio. Y se levantaba y hablaba y decía que estaba emocionado pero no se notaba.

Y el repertorio, por qué no hicieron todas obras del maestro? Cruzaron, vino Pugliese, Firpo. Estuvo bien, pero si estamos en un homenaje, cuesta tanto poner todos temas del repertorio del homenajeado?

Lista de sinsabores.

Juveniles, dije, pero algunos muy cancheros. Muy sobrados en la ejecución de sus partes. Jugando a ser músicos de tango.

Salvo el primer violín, sobreviviente de este nuevo Quinteto Real y poco más.

Parecía todo muy improvisado, como si se les hubiera ocurrido una buena idea, pero decidieron que con juntarse allí, elegir más o menos una lista de tangos, ensayar y ensamblar con invitados alcanzaba. Y creo que no alcanzó.

Yo me quedé con las ganas de verlo al maestro. Entiendo que no estaba para concurrir, que son 95 pirulos, pero por qué no montaron una pantalla para poder verlo grabado? Un saludo? Una restrospectiva de su vida en imágenes? Algo de producción!!!

Un solo micrófono, ni siquiera hubo uno a disposición de los bandoneones invitados.

La mejor de las ideas había sido el no amplificar a la orquesta, dejarla sonar así, al natural, dejarla vibrar entre las cortinas y las sillas nuevas, en el aire fabuloso del Colón, que todo lo vuelve en melodía. Pero no era la noche para hacerlo. Es una orquesta chica, y la edad promedio de la platea estaba por arriba de los 60 años. Creo que la mayoría no pudo escuchar nada. Sobre todo al piano, tan necesario en un homenaje a Salgán, no? Que a fuerza de bandoneones esmerados y violines agudos, no llegó nunca a lucirse. Ni hablar el contrabajo.

En definitiva. Una buena idea. Buenísima, pero sin producción y para nada a la altura de lo esperado, al menos por mí.

Lo mejor de la noche los tres bandoneones invitados, Julio Panne, Néstor Marconi y el enorme Ernesto Baffa.

Los tres por lejos, lo más aplaudido de la noche. Aunque tampoco pudimos oír sus voces en el homenaje, sus bandoneones sonaron, pero no con el brillo que uno espera. Salvo al final, cuando todos juntos hicieron lo que todos queríamos oír, A Fuego Lento.

No me gustó.

Me dejó gusto a poco.

Igual no puedo no volver a elegirlo. El tango es también mi música a fuerza de recuerdos. Es la conexión vital y duradera con el Baby, mi viejo, que anoche, cuando lo traje con el recuerdo, prefirió quedarse en ese boliche en el cielo con Troilo y el Polaco.

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