The old man & the gun

The old man & the gun

Basada en una historia real revelada en un artículo del New Yorker, que nos cuesta terminar de creer por lo límite, narra los últimos años de la vida de Forrest Tucker y su escape de San Quentín, sus robos a plena luz del día, y su sonrisa.



6 Butacas



Si pienso en la historia de un caballero, adulto mayor, encantador, pícaro, que es capaz de robar con una sonrisa y todavía es además capaz de enamora, probablemente piense en Robert Redford, que a sus 83 todavía puede encarar protagónicos y hacerlos con un sello que perdura.

Es buena esta historia lenta, que se va construyendo sin apuro, pero con solidez no solo de guión sino interpretativa. 

Redford es el señor mayor, que desarrolló una técnica en solitario, va recorriendo el País en un auto nada llamativo, bien trajeado, con sobrero al viejo estilo, y entra en los bancos y con suma amabilidad encara al gerente para, con solo mostrarles el arma, llevarse un maletín lleno de dinero.

Así es el método. Nunca un grito, nunca nada más allá de lo que entra en el maletín, y nunca llamando la atención o siendo grosero.

Cuando tiene un golpe más grande, una bóveda, algo de más envergadura, trabajará con dos amigos también mayores, Danny Glover y Tom Waits nada menos.

Ese peregrinaje, que lo lleva a volver cada tanto a su casa en medio de la nada y poner en un sobretecho el producto de sus robos, lo va revelando como un hombre solitario, poco afecto a anclar, y muy fino en sus decisiones.

Hasta que en un escape, para despistar, para en la ruta a auxiliar a una señora y su camioneta, y ese desvío lo hará parar un poco.

Ella es Sissy Spacek, y de alguna manera lo enamorará a su manera.

Él le irá contando poco a poco de su vida, y ella compartirá momentos también de la suya.

Hasta que el cazador (Casey Affleck), que se siente de alguna manera desafiado por el periplo delictivo y las pocas huellas que va dejando en el camino, lo arrinconará en el lugar menos pensado.

Una de las cosas interesantes que tiene el relato, además de presentarse como una especie de western urbano y moderno y una gran banda de sonido, es que en ningún momento hay un intento moralizador. Una reflexión por parte del personaje de Redford acerca de lo que está bien y lo que está mal en relación a la vida que eligió.

Llega a contarle a su nueva compañera que se escapó 16 veces de la cárcel o los lugares en los que lo atraparon, desde la primera vez a los 6 años, y que siempre, no importa lo que pase, volvió a cometer los mismos delitos.

Es la vida. Es su naturaleza. Y nada, ningún poder, ni el del amor, lo alejarán de ese destino.

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