The Sisters brothers
The Sisters brothers
Dos horas para definir si los hermanos son tan despiadados como su leyenda. Un western ambientado en los años de la fiebre del oro, en un juego de gato y ratón.
4 Butacas
Pero contado por un director francés, que si bien cuenta con los caballos, un buen elenco y una buena historia (y el escenario real) no logra nunca meternos en su tono narrativo, en su objetivo al contar la historia.
Dos hermanos, Eli y Charlie Sisters, interpretados por John C. Reilly (un gran comodín de la pantalla americana) y Joaquin Phoenix (y todos sus tics) que se ganan la vida trabajando para un terrateniente poderoso, como mano de obra sucia. Son dos despiadados asesinos, encargados de los trabajos sucios.
Su nueva misión es perseguir a un buscador de oro (Riz Ahmed) que está cruzando el País, nada menos que con un descubrimiento químico que hace que sea más fácil encontrar el brillo de las pepitas de oro en el agua. Algo que el jefe querrá para sí.
Para encontrarlo, y como nexo, utilizan los oficios de un detective que debe "entregar" al científico, personaje que llena bien Jake Gyllenhaal.
Todo está en su lugar, un buen elenco, un presupuesto como para recrear 1850 sin sobresaltos y una buena historia.
El tema es que el director elige contarla no como una típica película del oeste con persecusiones encarnizadas y mucho tiro, sino como si fuéramos testigos mudos de ese viaje que emprenden los hermanos.
Seremos testigos de sus discusiones, sus cavilaciones acerca de la moral de lo que hacen, la mala niñez con un padre golpeador, etc.
La cuestión es, queremos saber todo esto? O solo queremos imaginarlo, a partir de lo que sugieren los personajes pero no es necesario verlo en la pantalla?
El relato pierde entonces la frescura, el objetivo central de todo western que es la acción, y el hilo conductor de la historia.
Es una película que se queda a mitad de camino de todo.
No es para franceses el género. No hay caso.
Dos horas para definir si los hermanos son tan despiadados como su leyenda. Un western ambientado en los años de la fiebre del oro, en un juego de gato y ratón.
4 Butacas
Pero contado por un director francés, que si bien cuenta con los caballos, un buen elenco y una buena historia (y el escenario real) no logra nunca meternos en su tono narrativo, en su objetivo al contar la historia.
Dos hermanos, Eli y Charlie Sisters, interpretados por John C. Reilly (un gran comodín de la pantalla americana) y Joaquin Phoenix (y todos sus tics) que se ganan la vida trabajando para un terrateniente poderoso, como mano de obra sucia. Son dos despiadados asesinos, encargados de los trabajos sucios.
Su nueva misión es perseguir a un buscador de oro (Riz Ahmed) que está cruzando el País, nada menos que con un descubrimiento químico que hace que sea más fácil encontrar el brillo de las pepitas de oro en el agua. Algo que el jefe querrá para sí.
Para encontrarlo, y como nexo, utilizan los oficios de un detective que debe "entregar" al científico, personaje que llena bien Jake Gyllenhaal.
Todo está en su lugar, un buen elenco, un presupuesto como para recrear 1850 sin sobresaltos y una buena historia.
El tema es que el director elige contarla no como una típica película del oeste con persecusiones encarnizadas y mucho tiro, sino como si fuéramos testigos mudos de ese viaje que emprenden los hermanos.
Seremos testigos de sus discusiones, sus cavilaciones acerca de la moral de lo que hacen, la mala niñez con un padre golpeador, etc.
La cuestión es, queremos saber todo esto? O solo queremos imaginarlo, a partir de lo que sugieren los personajes pero no es necesario verlo en la pantalla?
El relato pierde entonces la frescura, el objetivo central de todo western que es la acción, y el hilo conductor de la historia.
Es una película que se queda a mitad de camino de todo.
No es para franceses el género. No hay caso.
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