Parásitos
Parásitos
Casi por la ventana, en medio de la distracción que imponen los premios de la industria (en este espacio anticipamos algunos, Judy, Felabag...) se cuela esta maravilla, una película de un cine que no solemos ver, coreano, y que al menos nos plantea 4 géneros en uno. Maravillosa
9 Butacas
Una familia de lúmpenes, padre (vago y dormilón) madre que sostiene, hijo despierto e hija mucho más despierta y taimada, viven en un sótano (literal), en los arrabales de una ciudad intoxicada, en poca superficie y olores previsibles.
La película abre con el padre todavía despertando (sospechamos que ya pasó el mediodía) y los hijos buscando WIFI en todos los rincones de la casa, porque el que usaban acaba de ser bloqueado por una contraseña.
Viven en ese pozo, con un baño a desnivel, una ventana a la calle a la altura de la vereda y las cosas acumuladas y los olores de todos lados. Sobreviven armando entre los cuatro cajas de pizza para un negocio de la zona.
Pero no son marginales, son despiertos, educados, solo que poco afectos al esfuerzo.
Un golpe de suerte cambia todo. Un amigo del hijo le pide si puede reemplazarlo dando clases de apoyo de inglés a la hija de una familia de clase alta.
Ese golpe de suerte (que viene de la mano de un par de mentiras para pasar la prueba) abre la puerta de la casa de los Park. Buena gente, matrimonio joven de padre exitoso y mujer elegante y devota de la familia, con hija adolescente que debe prepararse para la universidad y un hijo revoltoso.
El flamante profesor se las ingeniará (y ahí veremos las habilidades de la familia) para que los otros tres integrantes del grupo se vayan sumando a esa familia empleadora, explotando sus debilidades, sus ingenuidades, sus necesidades y su bondad.
Esa larvada lucha de clases (feroz por momentos) se irá haciendo más y más violenta hasta que una aparición inesperada lo cambia todo.
Así la película, con maestría, nos lleva de la comedia costumbrista, al drama, pasando por momentos de suspenso y casi policiales.
Mravillosamente dirigida, con ironía y buenas actuaciones (no nos molesta para nada el idioma inentendible) el relato no solo es llevadero, sino que sorprende todo el tiempo y nos hace estar al borde de la silla por no saber qué es lo que se puede venir.
Tensión, ironía, y un final despiadado.
Mucho para una sola película.
Se lo merece todo.
Casi por la ventana, en medio de la distracción que imponen los premios de la industria (en este espacio anticipamos algunos, Judy, Felabag...) se cuela esta maravilla, una película de un cine que no solemos ver, coreano, y que al menos nos plantea 4 géneros en uno. Maravillosa
9 Butacas
Una familia de lúmpenes, padre (vago y dormilón) madre que sostiene, hijo despierto e hija mucho más despierta y taimada, viven en un sótano (literal), en los arrabales de una ciudad intoxicada, en poca superficie y olores previsibles.
La película abre con el padre todavía despertando (sospechamos que ya pasó el mediodía) y los hijos buscando WIFI en todos los rincones de la casa, porque el que usaban acaba de ser bloqueado por una contraseña.
Viven en ese pozo, con un baño a desnivel, una ventana a la calle a la altura de la vereda y las cosas acumuladas y los olores de todos lados. Sobreviven armando entre los cuatro cajas de pizza para un negocio de la zona.
Pero no son marginales, son despiertos, educados, solo que poco afectos al esfuerzo.
Un golpe de suerte cambia todo. Un amigo del hijo le pide si puede reemplazarlo dando clases de apoyo de inglés a la hija de una familia de clase alta.
Ese golpe de suerte (que viene de la mano de un par de mentiras para pasar la prueba) abre la puerta de la casa de los Park. Buena gente, matrimonio joven de padre exitoso y mujer elegante y devota de la familia, con hija adolescente que debe prepararse para la universidad y un hijo revoltoso.
El flamante profesor se las ingeniará (y ahí veremos las habilidades de la familia) para que los otros tres integrantes del grupo se vayan sumando a esa familia empleadora, explotando sus debilidades, sus ingenuidades, sus necesidades y su bondad.
Esa larvada lucha de clases (feroz por momentos) se irá haciendo más y más violenta hasta que una aparición inesperada lo cambia todo.
Así la película, con maestría, nos lleva de la comedia costumbrista, al drama, pasando por momentos de suspenso y casi policiales.
Mravillosamente dirigida, con ironía y buenas actuaciones (no nos molesta para nada el idioma inentendible) el relato no solo es llevadero, sino que sorprende todo el tiempo y nos hace estar al borde de la silla por no saber qué es lo que se puede venir.
Tensión, ironía, y un final despiadado.
Mucho para una sola película.
Se lo merece todo.
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