White house farm

White house farm

Toda la calidad de la producción británica para contar una historia real, un escándalo que, como casi todos, buscaba las respuestas en los lugares equivocados.


7 Butacas



Como en "A sangre fría", una tranquila casa de campo es el escenario para un asesinato múltiple. Morirán dos niños gemelos, su madre (una modelo con trastornos mentales) y sus padres (los abuelos de los niños).

Por la disposición de los cuerpos, los antecedentes, los detalles que se van revelando, la policía local llega a la conclusión que se trata de homicidio seguido de suicidio, es decir, que la loca mató a todos (ya había dado indicios) y se quitó la vida.

Los tabloides ingleses mientras tanto se hacían un festival con los detalles del crímen.

Con la vida de esa mujer perturbada, sus adicciones, historias incomprobables que van creciendo y haciendo que todos estén conformes con la determinación preliminar de lo que allí sucedió.

Menos un policía, un sargento bonachón y muy detallista (Mark Addy, de Game of Thrones), que vuelve y vuelve sobre los errores de saltar a conclusiones rápidas.

La prensa va a jugar un papel en el tema, porque mientras la policía quiere sacarse el tema de encima con un aparente triunfo, nuevas pistas van indicando que quizá no todo era como parecía.

Estos sucesos de 1985 tuvieron en vilo a la opinión pública durante varios meses, y la miniserie (8 capítulos cortos, muy intensos) está basada en los libros que sobre el crímen escribieron el viudo y una sobrina de los abuelos.

Cuestiones de herencia, celos, una familia muy católica y tóxica en su manera de criar, con severidades muy por encima de lo lógico, van moldeando este asesinato que casi sale bien.

Es muy buena la miniserie, estrenada este enero en UK.

Por producción, por actuaciones, por lo creíble y por lo fiel a la historia real y a la reconstrucción minuciosa del hecho.

Siempre es un placer ver lo que produce la cadena itv.




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