El jurado (los doce)
El jurado (los doce)
Siempre es atractivo cuando intentamos bucear en el costado menos obvio, cuando intentamos mirar un poco el otro lado, el de los efectos, el de lo que sucede por fuera de la trama central. El jurado intenta esa búsqueda, y lo hace bien.
Las historias sobre juicios, debido a que hay tantas, tienen que tener si o si alguna vuelta de rosca, algo que las haga atractivas más allá de lo convencional, más allá de la historia central que cuentan.
Esta serie belga (otro idioma al que hay que ajustar el oído) hace foco en el jurado, en los 12 (14 por los dos suplentes) ciudadanos comunes, que tienen que cumplir con su rol civil y juzgar un caso de doble asesinato.
La trama es interesante, está bien planteada, nada es lo que parece. Una mujer es acusada de dos crímenes, el de su mejor amiga en el año 2000 y el de su hijita en el 2016. En ambos, una enorme cantidad de prueba está en su contra.
Pero iremos viendo que toda esa prueba no es tan contundente y que cuando se la pone en tensión, tiene puntos de debilidad.
Mientras se sustancia el juicio, las partes exponen, la acusada y los testigos de una y otra parte dan su testimonio, el foco se sale de la sala de juicio para ir presentándonos a los miembros de jurado, uno a uno.
Sus vidas, sus temores, sus angustias del momento, todo por lo que están pasando en ese momento particular de sus vidas en el que tendrán que resolver sobre la vida de una acusada de acuerdo a cómo los acontecimientos son presentados y cómo repercuten sus vidas en ese instante.
En el año 1957, sin este despliegue, Sidney Lumet planteó algo similiar en 12 hombres en pugna. En una habitación cerrada, esos 12 hombres van cambiando su mirada sobre el veredicto una y otra vez hasta cambiarlo por completo.
Lo hacen discutiendo sobre la duda razonable, pero siempre desde la perspectiva de vida y vivencias de cada uno.
Eso trae esta serie.
No es posible abstraerse de lo personal, de lo particular, a la hora de llegar a un veredicto, de discutir sobre los hechos, de interpretarlos.
Más allá de que la puesta es bastante estática (transcurre mucho en la sala de juicio) y los flashbacks que van explicando los temas del pasado no están siempre bien logrados, la historia es muy interesante, llevadera, y las actuaciones (de estos actores que no hemos visto nunca y probablemente no volvamos a ver!!) son buenas en general.
Es un buen entretenimiento.
Siempre es atractivo cuando intentamos bucear en el costado menos obvio, cuando intentamos mirar un poco el otro lado, el de los efectos, el de lo que sucede por fuera de la trama central. El jurado intenta esa búsqueda, y lo hace bien.
7 Butacas
Las historias sobre juicios, debido a que hay tantas, tienen que tener si o si alguna vuelta de rosca, algo que las haga atractivas más allá de lo convencional, más allá de la historia central que cuentan.
Esta serie belga (otro idioma al que hay que ajustar el oído) hace foco en el jurado, en los 12 (14 por los dos suplentes) ciudadanos comunes, que tienen que cumplir con su rol civil y juzgar un caso de doble asesinato.
La trama es interesante, está bien planteada, nada es lo que parece. Una mujer es acusada de dos crímenes, el de su mejor amiga en el año 2000 y el de su hijita en el 2016. En ambos, una enorme cantidad de prueba está en su contra.
Pero iremos viendo que toda esa prueba no es tan contundente y que cuando se la pone en tensión, tiene puntos de debilidad.
Mientras se sustancia el juicio, las partes exponen, la acusada y los testigos de una y otra parte dan su testimonio, el foco se sale de la sala de juicio para ir presentándonos a los miembros de jurado, uno a uno.
Sus vidas, sus temores, sus angustias del momento, todo por lo que están pasando en ese momento particular de sus vidas en el que tendrán que resolver sobre la vida de una acusada de acuerdo a cómo los acontecimientos son presentados y cómo repercuten sus vidas en ese instante.
En el año 1957, sin este despliegue, Sidney Lumet planteó algo similiar en 12 hombres en pugna. En una habitación cerrada, esos 12 hombres van cambiando su mirada sobre el veredicto una y otra vez hasta cambiarlo por completo.
Lo hacen discutiendo sobre la duda razonable, pero siempre desde la perspectiva de vida y vivencias de cada uno.
Eso trae esta serie.
No es posible abstraerse de lo personal, de lo particular, a la hora de llegar a un veredicto, de discutir sobre los hechos, de interpretarlos.
Más allá de que la puesta es bastante estática (transcurre mucho en la sala de juicio) y los flashbacks que van explicando los temas del pasado no están siempre bien logrados, la historia es muy interesante, llevadera, y las actuaciones (de estos actores que no hemos visto nunca y probablemente no volvamos a ver!!) son buenas en general.
Es un buen entretenimiento.
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