La cocinera de Castamar

La cocinera de Castamar

La fórmula de traer la vida de las monarquías, estudiar sus procesos políticos, económicos y religiosos, que la Televisión Española inaugura con Isabel, tiene sus derivadas con la nobleza española, en este caso para construir un folletín clásico.


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La protagonista de esta novela romántica ambientada en la España del 1700 es Michelle Jenner, quién se pusiera en la piel de Isabel la Católica con gran impronta, esta vez encarnando a Clara Belmonte, una cocinera con pánico a los espacios abiertos, con pasado de alcurnia y presente de desclazada, que llega a Castamar para servir en imponente palacio del Duque, como cocinera.

Un melodrama clásico, de los que tanto abundaron en el cine argentino de la época de oro, un producto 100% criollo exportado en formatos diversos a toda la cinematografía mundial. 

En este caso, el triángulo está conformado por el Duque, la cocinera y la prometida del Duque.

A partir de esta tensión se desarrolla una historia clásica, con final feliz, que mezcla intrigas palaciegas, la relación de esa nobleza ociosa con la monarquía a la que servían y un mundo de ricos y pobres, en el que las cosas no se desafían nunca, salvo como en este caso, por amor.

EL duque de Castamar, un muy dúctil siempre Roberto Enríquez, acaba de enviudar, y todo el mundo quiere casarlo nuevamente. Su depresión es fuerte y nada lo hace feliz.

Hasta que después de un tiempo decide volver a la vida, activarse, aceptar un puesto importante en la corte y revivir, de la mano de una prometida que es acercada por un Marqués ambicioso y feroz.

Es una ficción muy bien trabajada, clásica, pero con ribetes interesantes aportados por las historias paralelas que se van desarrollando, entre el servicio, entre los nobles que pueblan las fiestas del palacio, los amoríos entre ellos, y la quietud de la vida disipada de esa casta rica y holgazana.

El amor lo va a poner todo patas para arriba. Ni bien se conocen, el conde y la cocinera se quedan enamorados, unidos, y harán todo lo que puedan para estar juntos, aunque todo a su alrededor se oponga.

Es para destacar, y es un rasgo sobresaliente del momento actual de la producción española, el gran trabajo de ambientación, vestuario, y recreación de época.

Esa relación entre el duque y la cocinera está siempre amenazada, fundamentalmente por la prometida del Duque, que llega de la mano de un inescrupuloso personaje, que encarna todo lo malo, y es una de las historias paralelas interesantes para seguir.

Hay otras, un amor prohibido, la ambición de varios, un amorío con diferencia de edad, el rey y su locura, que se irán resolviendo de manera más o menos previsible, que nos ayudarán a entender a los personajes centrales y harán más rica la historia de amor que entre ellos se irá desarrollando.

Un producto clásico, muy bien hecho, previsible en varios planos, pero disfrutable.

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