Stillwater

Stillwater

Todo Matt Damon, una película dura, hecha para su lucimiento y potencia interpretativa, que resulta ser una buena sorpresa en medio de una historia compleja.


5 Butacas



Damon interpreta a un norteamericano de esos del interior, de gorra permanente y ropa de trabajo. Que tiene empleos rudos, manuales, de pocas luces y mucho respeto a la religión y algunos valores locales, como tener armas en la casa y ver con nostalgia los partidos de su equipo de béisbol local.

Pocas palabras, cabeza gacha y trabajo duro.

El mundo es corto y sin sorpresas en esa vida de luces poco encendidas.

La historia toma un hecho de la vida real, una joven americana es condenada en Europa a 9 años de prisión, acusada de matar a su compañera de cuarto.

Esa chica es la hija del personaje de Damon, está allí, presa, lejos de su padre (su madre murió) con el que casi no se comunicaba y ahora desde todos esos kilómetros de distancia, parece mucho más lejos y separados por un abismo.

La película entonces arranca con ese viaje a Marsella, para visitar a su hija en la prisión, de un tipo hosco y poco vital, que solo sabe trabajar y ha estado ahorrando los últimos años para pagar ese viaje.

Hay una esperanza, su hija descubrió una foto en la que puede estar el asesino real de su amiga, es lo que dice, y le pide al padre que la ayude a que reabran su caso.

Tarea difícil para un tipo tan básico, ella misma lo expresa en la carta que le hace enviar por su padre a la abogada, no le den tareas complicadas, no las entiende.

Esos días que iban a ser pocos, se transforman en una temporada larga, en la que intentará ajustar las cosas por sí mismo, ya que ningún abogado quiere retomar el caso, por pensar que es una pérdida de tiempo.

Tampoco tiene el dinero para hacer que las cosas se aceleren, así que todo será lento y a pulmón, con sacrificios y pocas palabras entre ellos.

En esta nueva vida que tiene que encarar, conocerá a una niña francesa, con la que logra una comunicación afectiva que jamás pudo lograr con su hija, hecha de gestos más que de palabras, y también el amor (que llega muy despacio, casi como resignado) con la madre de la nena, quienes le darán refugio primero en forma de techo y luego en forma de afecto, mientras hace todo lo posible por reabrir el caso.

Damon logra un personaje nada parecido a lo que suele hacer, no es un héroe de acción, no usa su sonrisa magnética, tiene que recurrir a una paleta muy distinta a la que nos tiene acostumbrado.

Hay algún giro de la historia que toma "prestado" un recurso que nuestro Campanella usó en "El secreto de sus ojos", pero lo hace de manera efectiva, y hay un devenir lento de la historia, que va acomodando la vida del personaje en Francia, la relación con su hija, que empieza a ser algo más fluida aunque desconfiada, y los acontecimientos que llevan a que el caso finalmente se reabra y ellos puedan volver a su pueblo, ese Stillwater que le da un sentido al final de la historia.

Las cosas no fueron como la hija la cuenta.

Hay un detalle inesperado que le hace ver las cosas como fueron realmente, pero ya no importa, están de vuelta a sus soledades, en ese pueblo que de tranquilo exaspera.

Perdió la posibilidad de una vida nueva, el pasado lo hizo hacer lo correcto aunque con dudas, es hora de sentarse en el porche para tomar una cerveza y escuchar una canción country lenta y desgarradora.

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