Somos

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Ya tenemos vistas varias buenas series que abordan el tema del narcotráfico, el mundo de los carteles de la droga y sus capos, en Somos, basados en una historia real, nos asomamos a la misma historia desde la perspectiva de la gente común.


7 Butacas



Y es esa la clave de esta miniserie de 6 capítulos que Netflix produjo en México, contar la historia, cruel, sangrienta, despiadada, de una venganza por un dato filtrado en la DEA que hecha a perder un negocio, ocurrida en el pueblo de Allende en el año 2011.

Ese pueblo perdido, básico, apacible y pobre, de la extensa frontera con los Estados Unidos, era también escondite de dos miembros poderosos del cartel de los Zeta, a quiénes a diferencia de otras series que abordan el tema, incluso esta historia, no veremos jamás en la pantalla.

Es que la historia está contada desde la mirada de los habitantes del pueblo, que se ven involucrados en una venganza de dimensiones sanguinarias y escalofriantes.

Una operación que involucra a varios en el pueblo, que hacen su pequeña parte de un trabajo millonario, transporte camuflado en una compañía distribuidora de alimentos, uno que consigue y lleva cada dos semanas teléfonos y chips para las comunicaciones, pequeños trabajos silenciosos de gente humilde, que recibe una parte muy pequeña del negocio, pero que les alcanza para la vida en el pueblo.

De alguna manera todos saben algo, pero todos callan, sumisos.

Hasta que un día todo se revoluciona, el pueblo se ve sacudido por unas camionetas con gente armada, varios de ellos presos salidos para este trabajo especial, que recorren las calles en búsqueda de algunas personas puntuales, pero que a su paso matan, incendian, depredan.

La historia tiene varios hallazgos y una muy interesante estructura narrativa. En el primer capítulo vemos historias cruzadas de personajes que se ven envueltos en esa espiral de violencia sin sentido que se desata.

Como no sabemos quiénes son ni qué hacen, no llegamos a conmovernos o a relacionarlos con una historia central que seguro existe pero que nos cuesta vislumbrar.

Desde el capítulo 2 al 5 vamos a meternos en sus vidas, en sus costumbres pueblerinas, en la vida rural de los ranchos mexicanos (tan similares a los del otro lado de la frontera) en la juventud sin horizontes, los delitos menores, la vida de los pocos profesionales del pueblo y los adolescentes que comparten estudio y deportes.

Todos ellos estuvieron en ese violento primer capítulo, así que ahora la historia nos va a contar por qué terminaron como terminaron, de dónde venían, como se relacionaban entre ellos.

Y el conflicto. Los Zetas son los huraños jefes de un negocio cuya operación es bastante autónoma, no se involucran, tienen jefes debajo de su autoridad máxima, pueblerinos ellos, pero muy eficientes. Todo funciona. Hay tensión, pero todo funciona.

Hasta que un chofer es apresado en Estados Unidos con casi un millón de dólares escandido en el tanque de nafta. La DEA ve la oportunidad y todo empieza a perfilarse como una gran operación.

Hay una pata en Estados Unidos, el Diablo lo llaman, un personaje que bien podría pasar por un universitario americano, pero que esconde la verdadera fuente de sus negocios.

La DEA le cae y todo se complica, para salvar a su familia acepta un acuerdo, él y su socio transportista que va a cruzar la frontera, darán los datos para cruzar a los Zetas, los dos Zetas que viven camuflados en Allende, y la operación redundará en que salven sus vidas y las de sus familias.

Pero algo sale mal, un dato que la DEA debía manejar en secreto no se mantiene así, y la operación, que debía ser limpia y silenciosa, se desmadra, demasiada gente sabe del tema, y despierta la furia de los locales en Allende, que buscando la venganza correspondiente, irán por todo y por todos.

Tengan o no que ver con la delación.

Así, la historia recurre a ese buen recurso que es volver al primer episodio. Lo vemos todo de nuevo! Casi sin cambios, solo para aclarar adónde fueron a parar algunos personajes que quedaron pendientes en el primer capítulo. 

Ahora si, con información, entendemos cómo se cruzaron, por qué, en qué circunstancias, algunas muy banales y absurdas, perdieron la vida o la conservaron.

Historias pequeñas, sencillas, de vidas tranquilas que se ven cruzadas por el horror.

Pocas veces vemos estos relatos desde la perspectiva de los que más lo sufren, son anónimos cuando vemos la escena poderosa de los tiros, pero acá les ponemos nombre, cara, historia, voz, mirada, y eso es llamativo por lo complejo.

Una buena historia, basada en un hecho real, masacre al estilo narco, contada de manera dolorosa y correcta.

Nadie se redime, todas esas vidas sufrientes, todos esos excesos, en nombre de la fortuna que genera un negocio vil y ruin.

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