Modern love (segunda temporada)

Modern love (segunda temporada)

La serie basada en una columna del New York Times, que refleja el amor en estos tiempos, tiene una segunda temporada. Lejos de la sorpresa de la primera.


5 Butacas



El formato es el mismo, historias de amor diferentes, o quizá más frecuentes de lo que suponemos. Que se dan en cualquier ámbito y entre personas que no sospechamos.

Historias que terminan bien o mal, que entrañan cariño o pasión, que son de a dos, de a tres, que involucran hijos, familias, amigos. Historias que en general emocionan por algún costado inesperado o demasiado esperado.

La exitosa primera temporada, quizá algo más convencional que esta en cuanto a las historias que se eligieron para contar, tenía además de la sorpresa que ya no está en esta segunda temporada, un elemento muy interesante, y es que en el último capítulo, se integraban, de alguna manera todas las historias que vimos en los capítulos anteriores, esto es, los protagonistas de cada uno de los episodios, tenían algún punto de contacto en un día en especial, y eso nos ayudaba a comprender, a redondear, le daba a las historias una vuelta de tuerca interesante y con un final a toda orquesta y sorpresa.

No se usó el recurso en esta segunda temporada, y creanme que se extrañó.

Es decir, las historias son buenas, complejas, bien contadas, con un guión extraordinario, pero nos quedamos con las ganas de un cierre que las amalgame.

Es más, a diferencia también con la primera temporada que toda transcurría en Nueva York, en esta hay episodios en Irlanda y episodios en Estados Unidos, con una inconexión que nos hace sospechar que eso que nos gustó tanto en la primera no va a suceder.

Hay episodios en los que se habla de la pandemia y esa restricción para circular complica que un flechazo se concrete, hay un poco de todo, amor gay mucho más que en la primera y otras cuestiones más a los bordes de la narración.

El resultado esta vez es desparejo, hay un intento por contar "otras historias de amor" pero pierden de vista las clásicas, que son de alguna manera las que hicieron que la primera temporada tuviera el impacto de sorpresa y de calidad que admiramos.

Esta vez no alcanza, terminamos con un compendio de historias desconectadas y no todas de buen nivel narrativo e interpretativo (hay pocos actores de nombre en esta (Minnie Driver y Anna Pakin y no se si hay alguno más que reconozca) que tratan de contar historias no tradicionales, como que se impone que deben bucearse esos casos, algunos muy extremos, como el amor entre una chica que vive de noche y duerme de día.

Algunos momentos son buenos, una historia por ejemplo, aborda la potencia de un instante, un cruce en una calle de dos personajes con una historia compartida fuerte y efímera, que está muy bien resuelto.

Pero el resultado general es bastante insípido.
Una pena, porque la primera temporada es excelente.

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