Good luck to you Leo Grande

Good luck to you Leo Grande

Hacer una película de dos intérpretes en un solo decorado es un desafía enorme en tiempos de grandes despliegues, pero cuando esos dos intérpretes son buenos, el resultado es el disfrute.


8 Butacas



Si decimos de antemano que se trata de una película con alto contenido sexual no exageramos, pero el director elige qué mostrarnos y cuando, la sexualidad se despliega por otro lado.

Y si le agregamos que la mujer de la historia está en sus 60 y el hombre en sus 30, nos podemos desviar del camino, pero cuando la historia entre Nancy y Leo (Emma Thompson y Daryl McCormack) comienza a fluir, prescindimos de tales detalles.

Nancy es una maestra jubilada, inglesa, educada, correcta en todos los ordenes de su vida. Hace poco que es viuda y siempre hizo el amor con el mismo hombre, desde la juventud, y siempre de la misma manera.

Contrata por internet a un trabajador sexual (Leo) para probar algo distinto, lleva una lista de cosas que nunca hizo y quisiera ver cómo se hacen. La lista no es nada ambiciosa, pero para Nancy son todo un desafío.

Contrata un prolijo cuarto de hotel, que es siempre el mismo en toda la película y ahí lo espera con impaciencia y nervios.

Leo es un joven hermoso y encantador, ella es una mujer madura, que puede ser su madre, pero está abierta a encontrarse con esas cosas que nunca hizo y tanto le atraen (tanto).

Se verán 4 veces en el mismo lugar, en distintos días, y las 4 veces serán distintas, con ritmo y dinámica propios, con sutilezas y con momentos de comedia sutil y deliciosa.

Ella hablará mucho, preguntará todo lo que no sabe, indagará, se confesará de a poco, se desnudará de alma y el tironeo entre el deseo, lo físico y lo que se va descubriendo de su alma serán lo más interesante de la película. 

La excusa es sexual, pero lo que pasa entre ellos va por otros caminos, irá por la confesión, por la autocomplacencia, por la reflexión por lo hecho y lo no hecho, por entender cómo es eso de trabajar de eso, de dador de placer.

Todo en un exquisito equilibrio actoral de sutileza y encanto.

Ya no se tratará de sexo, sino de placer, la relación con el placer, y ella no lo sintió nunca. Esa llave es la que cambia todo.

Es una película sobre sexo también, en momentos en los que casi desapareció de la pantalla, habla de sexo, explora otros aspectos, los sintetiza y los pone en la conversación y los explora hasta agotarlos.

Ellos dos tienen la conexión necesaria para que la película transcurra por momentos de pasión, de exploración, de vergüenza por el cuerpo, de intimidad, de pudor.

Al final, ella se ve desnuda completamente frente al espejo, una escena jugadísima para una actriz de este calibre.

Tiene el cuerpo que tiene a sus 63

La belleza de esa edad en estado puro

Se contempla como quizá nunca se había contemplado antes.

Y al final la cámara va a su rostro en el que aparece una sonrisa que resume todo


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